Cabe apreciar mejor la fuerza de la anterior objeción cuando se consideran los estudios recientes sobre el funcionamiento de la memoria y se cae en la cuenta de su falibilidad, los errores perceptivos y la proclividad humana al autoengaño se añaden los intensos sesgos ideológicos de las fuentes. El modelo de los criterios de autenticidad se basa en la premisa de que una parte de la tradición original sobre Jesús se conservó virtualmente intacta durante la fase oral del proceso de transmisión. Ahora bien, la investigación moderna ha mostrado que en la tradición oral no se puede contar con estabilidad. En particular, la memoria -que es más reconstructiva que reproductiva e implica por ello la imaginación- tiende a funcionar manteniendo de modo fiable los grandes rasgos de un evento o una persona, pero sin retener los pormenores: la visión general está menos sujeta a distorsión que los aspectos de detalle, que se desdibujan más fácilmente (a menudo en virtud de la interferencia de experiencias similares posteriores). Esto exige una metodología que difiera sustancialmente de la presupuesta en el enfoque criteriológico, orientado a determinar la fiabilidad de unidades aisladas.
Fernando Bermejo Rubio. La invención de Jesús de Nazaret: historia, ficción, historiografía
En este periodo de confinamiento, sea estricto o laxo, impuesto por el COVID he leído mucho menos que de ordinario, pero quizás, en compensación, me he topado con obras que me han producido un gran impacto, tanto de literatura como de historia. Una de ellas -descubierta gracias a uno de tantos youtubers culturales- ha sido el libro de Fernando Bermejo Rubio que cito un poco más arriba. Su objetivo es descubrir quién, y qué ideología, se oculta tras la imagen del Jesús-Cristo que constituye el corazón de la fe cristiana.
¿Quién y qué? ¿No está acaso claro? La realidad es que sobre el posible personaje histórico de Jesús, cuya vida transcurrió en la Palestina del primer tercio del siglo I de nuestra era, se han acumulado espesos estratos ideológicos y teológicos, que lo han convertido en el Cristo de la doctrina, ocultando al ser humano por completo. La invención de Jesús de Nazaret intenta así una labor de limpieza, realizada en tres fases, metodológica, para determinar los mejores métodos del análisis; la propia analítica, examinando los textos que nos han llegado a la luz del contexto histórico e ideológico, para terminar con la crítica de la propia disciplina, tan propensa a posiciones extremas.
¿Por qué es tan difícil encontrar al Jesús histórico que se encuentra detrás de la doctrina? El principal problema se haya en los propios textos bíblicos. Puede resultar chocante esta afirmación, en especial si se ha crecido en un ambiente cristiano -mi caso en particular-, ya que la imagen popular que sobre ellos se tiene, al menos la propagada por la Iglesia, es la de una historia coherente y sin fisuras, estructurada en tres hitos principales: natividad, predicación y pasión. Sin embargo, si se examinan los Evangelios con atención se descubrirá que abundan en contradicciones e inconsistencias. En ocasiones, las versiones de diferentes evangelistas son tan divergentes que resulta imposible establecer una versión común, es decir, una mínima que contenga los datos en los que todos coincidan.