¿Y qué decir de Milans del Bosch? Su único referente político y cultural, por llamarlo de alguna manera, su referente vital, no era otro que el general Mola. Aquel organizador del 18 de julio del 36 sobre la base del "escarmiento". "Hay que dar un escarmiento a las izquierdas para que paguen sus excesos y no vuelvan a crecerse". Un escarmiento fue la base sobre la que se urdió el 23-F, y gracias a la impericia de esas acémilas uniformadas no les salió bien. Porque oposición fáctica, real, no hubo ninguna. El poder militar, el único existente, estaba dividido entre quienes se sumaron al golpe y quienes no se sumaron al golpe. La negativa del teniente coronel Tejero a consumar la operación Armada ante los parlamentarios detenidos no es más que la consecuencia de dos factores. El primero es que el golpe de Milans del Bosch ha fracasado, y el segundo es que Milans no está dispuesto a que Armada se instale, o trate de salvarse, instalándose sobre las espaldas de su fracaso. Tejero no le permitirá pasar al hemiciclo porque Milans no le ha concedido a última hora el permiso, o lo que es lo mismo, no ha dado la orden a Tejero que le permita hacerlo. Por eso va a ser a ese mismo general Armada a quien se entregue cuando fracase la intentona. Habían preparado y ejecutado un golpe de estado, no un golpe de timón, y en ese aparentemente inocuo juego de palabras está el meollo de asunto.
Gregorio Morán, Adolfo Suárez, Ambición y Destino.
Les confieso que la figura de Gregorio Morán, su independencia, su estar a la contra de la versión oficial de la historia reciente, me tenían intrigados, de ahí mi interés por leer El cura y los mandarines, que ya les comenté hace unos días. Tras terminarlo, mi curiosidad aún era mayor, así que me adentré en otra obra suya, la biografía de Suárez, escrita primero en 1979 y completada en 2009, en busca de respuesta a los hechos de una transición de la que fui en parte testigo, al superponerse a mi niñez y juventud.
Si El cura y los mandarines tenía claros defectos, estos son aún más visibles en Adolfo Suárez, Ambición y Destino, al tratarse de una obra primeriza. El peor de ellos es común a muchos libros escritos por periodistas y consiste en una dramatización de los hechos narrados que aunque posiblemente basada en los hechos, arroja serias dudas sobre su verosimilitud, ni decir tiene sobre su realidad histórica. El problema estriba que en este tipo de reconstrucciones se nos cuenta lo que los personajes pensaban, sentían y temían, cuando evidentemente nadie pudo saber en ese instante, y en muchos casos, a nadie comunicaron esos sentimientos, con lo que se hace especialmente deslindar qué es literatura, qué es especulación, qué deducción y qué hechos comprobados.
Afortunadamente este error queda limitado a secciones muy precisas del libro, básicamente las de la ascensión de Suarez durante el franquismo, que también son las que menos información de fuentes y notas tienen. Por el contrario, cuando nos enfrentamos al Suárez presidente y luego al Suárez descabalgado y busca de una revancha, es cuando la obra toma visos de ser más objetiva, más verosímil y cercana a la realidad histórica. Especialmente si se compara con el mito de Suárez como caballero andante de la transición que proclaman ahora desde todos los sectores, sobre todo desde una derecha empeñada en convertirle en uno de los suyos, mientras que cuando gobernaba lo que realmente querían es sacarle los ojos
Es ahí, en la demolición de ese mito donde el libro brilla y adquiere su auténtico valor. Una revisión crítica del antiguo presidente del gobierno que se centra en dos aspectos principales: la ascensión de Suárez a la presidencia del gobierno y los hechos aún sin aclarar que condujeron y acompañaron al 23-F