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martes, 31 de julio de 2018

Romper el encierro

Fotografía de Marc Pataut documentando el movimiento "Ne pas plier"
En entradas anteriores les había hablado de la exposición que el MNCARS ha dedicado al maestro del Arte Cinético Eusebio Sempere. Por ¿casualidad? esta muestra coincide con la dedicada por el Museo Thyssen al fundador del Op Art, Victor Vasarely. Sin embargo, esta coincidencia fortuita se puede llevar un poco más allá, ya que en la misma planta del MNCARS donde está la exposición de Sempere, se pueden visitar la de otros tres artistas cuyos fundamentos estéticos son diametralmente opuestos a los de esos dos maestros de la abstracción.

La abstracción, como sabrán, es un relativo recién llegado al arte occidental, siempre preocupado desde el siglo XV por la representación cabal y racional del mundo. Sin embargo, desde su "invención" en 1910, la abstracción tomó por asalto el espacio estético occidental, hasta casi convertirse en la forma por antonomasia, aquélla a la que tendía por necesidad la investigación formal que comenzó en las décadas centrales del siglo XIX. Sin embargo, contra la abstracción siempre se ha levantado una objeción esencial: su carácter autista, desligado y desinteresado de los aconteceres humanos y la marcha de la sociedad. De hecho, en su desarrollo posterior a la Segunda Guerra Mundial. la abstracción "ortodoxa" se encerró en un geometrismo debilitante y paralizante, que la llevó a los callejones sin salida que resultaron ser tanto el Op Art como el arte cinético.

Frente a esta parálisis, en los años sesenta se levantaron voces que proponían un retorno del arte al mundo real, abandonando así la torre de marfil en la que la abstracción, convertida ya arte oficial, protegido y subvencionado, se había encerrado voluntariamente. No es extraño que estas propuestas disidentes surgieran en esa década de 1960, tan fecunda en revoluciones políticas y (anti)culturales, pero lo que importa señalar es su interés por volver a dotar al arte de un significado, que debía ser en primer lugar político. El objetivo era sacar el arte de los museos, demasiado parecidos a mausoleos donde se pudrían los objetos de arte ante la indiferencia de todos, para devolverlo a las calles, en donde debía incitar a las gentes a pensar y actuar. A rebelarse contra la injusticia, la opresión, la discriminación, la explotación.

Así, la primera de estas tres exposiciones contrapuestas a las de Sempere/Vasarely es la de Marc Pataut, fotógrafo francés quien, desde la década de los ochenta, ha hecho de su obra un arma de combate.  No en la manera habitual del reportaje fotográfico de denuncia, con demasiada frecuencía mera excusa para vender más ejemplares de una publicación, sino participando con ella en movimientos reivindicativos. Por ejemplo, con la plataforma Ne pas plier (Sin doblegarse), que lucha contra el paro pero sin limitarse a la denuncia de las condiciones miserables de los parados, en especial de los larga duración. Su objetivo es, ante todo, devolverles su dignidad y humanidad, el respeto y el orgullo que la falta de trabajo les había arrebatado. En ese contexto, las fotografías de parados realizadas por Patout se utilizaron como estandartes en la manifestaciones de Ne pas plier, subrayando con ellas una idea central: que el problema del paro no era cuestión de números o abstracciones, sino de seres humanos, de personas iguales a nosotros que sufrían y pasaban hambre.

Situação T/T 1 de Artur Barrio

De manera más conceptual, pero no por ello menos política, se desarrollan las instalaciones/performances de Artur Barrio. Este artista brasileño decidió tomar las calles de su país natal, abandonando en ellas sacos con diferentes detritos organicos. a los que dejaba pudrirse a la vista de todos... al menos hasta que las autoridades decidían retirarlos por razones higiénicas. Esta actitud puede parecer arbitraria, incomprensible, sin sentido aparente, más allá de la pose y la baladronada del artista novel que sólo quiere llamar la atención. 

Sin embargo, en el contexto del Brasil de los años 60 y 70 representaba un acto de rebeldía política, que incluso podía acarrear la prisión o consecuencias aún peores. En aquel tiempo, Brasil era una dictadura militar, tras el golpe de 1964, y, al igual que los regímenes similares que proliferaron en Iberoamérica en ese tiempo, realizaba una caza despiadada de todo tipo de disidentes, izquierdistas o contestatarios. Declarados, presuntos o meros sospechosos. Persecución en la que la tortura, las ejecuciones sumarias y las desapariciones sin dejar rastro estaban a la orden del día.

En esa situación, de opresión, persecución y represión. los actos de terrorismo cultural a la vista de todos, que realizaba Artur Barrio, eran un ataque directo contra el régimen militar. Frente al silencio impuesto y el miedo aceptado, este artista brasileño mostraba en plena calle, a plena luz del día, las miserias que el poder procuraba silenciar y que nadie se atrevía a nombrar. La podredumbre, abyección e infamia que se ocultaba tras la fachada reluciente de las acciones represivos estado. Y la abyección  moral de sus defensores.

Steal this book. Dora García

Last but not the least, que dicen los ingleses. El último descubrimiento que me ha proporcionado el MNCARs, en esta lista de artistas comprometidos, es el de Dora García. Esta artista española, afincada en Bélgica, se ha especializado en el arte conceptual, la instalación y la performance, lo que hace muy difícil contar de qué va su producción. Digamos que las palabras se quedan cortas, ya saben que son falsas y engañosas, por lo que hay que estar ahí, ver, presenciar y, por qué no, participar en lo que García nos propone y nos invita.

Esto es así porque García es uno de los pocos artistas conceptuales que sí tiene algo que decir y que además sabe contarlo. No sólo eso, transmitirlo a un público desconocido. En expresión popular, no da puntada sin hilo, lo que convierte esta exposición en una de las pocas, de la raras, en las que uno quisiera quedarse el tiempo que hiciera falta, para verla con tranquilidad y aprehenderla en todos sus detalles, implicaciones, variaciones y recovecos.

Lástima que nuestra vida moderna no nos permita malgastar el tiempo y haya que ir corriendo a todas partes.

Para luego poder decir que se ha visto todo, aunque  no se haya quedado uno con nada.

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