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sábado, 19 de febrero de 2022

Leyendo a Rafael Sánchez Ferlosio (y I): Industrias y andanzas de Alfanhuí

 La ciudad era morada. Huía en un fondo de humo gris. Tendia en el suelo contra un cielo bajo, era una inmensa piel con el lomo erizado de escamas cúbicas, de rojas, cuadradas lentejuelas de cristal que brillaban espejando el poniente, como láminas finísimas de cobre batido. Yacía y respiraba. Un cielo llano y oscuro, como una llanura vuelta del revés, cubría con su losa cárdena la ciudad. La ciudad era morada, pero también podía verse rosa.

 
La ciudad era rosa y sonreía dulcemente. Todas las casas tenían vueltos sus ojos al crepúsculo. Sus caras eran crudas, sin pinturas ni afeites. Pestañeaban los aleros. Apoyaban sus barbillas las unas en los hombros de las otras, escalonándose como una estantería. Alguna cerraba sus ojos para dormir. Y se quedaba con la luz en el rostro y una sonrisa a flor de labios. Se puso el sol. Los pájaros traían en su pico un inmenso velo gris. Ondulando fue a posarse sobre la ciudad
 
Rafael Sánchez Ferlosio, Industrias y andanzas de Alfanhuí
 
Durante estos últimos meses he estado leyendo las obras completas de Rafael Sánchez Ferlosio, un escritor central en la literatura española de la segunda mitad del siglo XX. Ese desinterés mío se debía a que Ferlosio parecía un escritor de una única obra: la ur-roman realista El Jarama, publicada en 1956. Sin embargo, más que una excepción aislada, Ferlosio es un escritor/Guadiana. Tras un largo silencio de varias décadas de duración, sus artículos comenzaron a aparecer, a finales de la década de los setenta, en diferentes periódicos españoles. Una vuelta donde su pluma se revelaba certera y acerada, opinando de todo y de todos, con el objetivo de demoler muchos de los mitos y ensoberbecimientos patrios, muchos de los cuales siguen bien vivos en la actualidad. Sí, los promovidos y propagados por esos partidos que más vale no nombrar.

El Jarama sería así un hecho aislado, sin continuidad posterior. Tan más cuanto las siguientes excursiones de Ferlosio en la narrativa prefirieron crear mundos paralelos, pertenecientes a pasados imaginados, donde el realismo estricto, ése que busca fotografiar de forma exacta la realidad, poco tenían que aportar. Su mayor proyecto, que aún continúa sin publicarse, eran las llamadas Guerras Barcialeas, de las cuales sólo ha se ha hecho público un pequeño fragmento aislado: El testimonio de Yarfoz. Puede parecer, por tanto, que ese alejamiento del realismo fue una reacción de Ferlosio ante una novela, El Jarama, que había adquirido entidad propia, independiente del propio autor. Sin embargo, se olvida que su primera novela era también fantástica, un antecesor del realismo mágico sudamericano de los años 60. Hablo, por supuesto, de Industrias y andanzas de Alfanhuí.
 
No obstante, Ferlosio tampoco se sentía muy satisfecho de esa obra. Le parecía que tendía al preciosismo, que se agotaba en un esmaltar el lenguaje, sin posibilidades de evolución. Quizás tuviera razón -Ferlosio era muy estricto con su obra-, pero para un lector contemporáneo tiene un interés especial., pasadas ya tantas y tantas vueltas a la pureza realista, arrumbada ésta, tal vez para siempre, a los arrabales de la novelística,  Industrias y andanzas de Alfanhuí se estructura como  una colección de pequeñas escenas -no llegan a cuentos y tampoco se pueden calificar como fábulas- en donde el personaje titular, Alfanhuí, busca orientarse en un mundo donde nuestra lógica -y nuestras certezas- no son del todo aplicables, por lo que el desarrollo y conclusión pronto vira hacía lo mágico y lo maravilloso. 
 
Vertiente fantástica que vertebra todo el relato, pero a la que Ferlosio no permite adueñarse de la narración. Ya les he indicado la concisión -casi destilación- del lenguaje del escritor, quien elude la hinchazón del preciosismo al embutir esos arranques estéticos en capítulos que muy raramente llegan a las dos páginas. Con esos estrictos límites, dejarse llevar implicaría que se acabase por contar nada, de forma que los adornos estilísticos son, casi siempre, funcionales. Sirven de cimientos para que brillen, cegadores, esos giros maravillosos y fantásticos que van creando una cadencia propia en la novela. Un lento avanzar en donde cada episodio se engarza en el que le antecede y le sucede.
 
Magia, por último, que a pesar de su atractivo para el lector contemporáneo se halla en las antípodas de lo que se aprecia -y se persigue- en la actualidad. Toda la prosa de Ferlosio, desde sus inicios hasta sus últimos artículos, está recorrido por ramalazos de pesimismo. La ascensión de Alfanhuí, de su niñez a su juventud, se ve contrapesada por el lento perderse y extraviarse que sobreviene en cuánto el protagonista sale al mundo. Casi podría decirse que si la primera parte es un exultante ascenso, cuyos peldaños son las sucesivas etapas de aprendizaje, la segunda es un descenso hacia las tinieblas, en cuyo camino Alfanhuí se va desprendiendo de todo lo aprendido.
 
Hasta quedarse igual de desnudo que cuando vino al mundo.

5 comentarios:

  1. Comparto contigo tu entusiasmo por la obra de Sánchez Ferlosio. El título de uno de sus ensayos me parece absolutamente revelador: "Vendrán más años malos y nos harán más ciegos".

    Saludos

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  2. Gracias.
    Para mí ha sido el gran descubrimiento de 2021. Pocas plumas con una lucidez como la suya.
    Y sí, ese título es demoledor, la definición perfecta de estos años locos.

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  3. BuenaventuraDurruti11:30 a. m.

    Una pena que ya no haya nuevas entradas, es un blog muy interesante que seguía con interés. Muchas gracias!!
    Espero que no sea debido a ninguna desgracia...
    Un saludo cordial

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  4. Cuando falleció Ferlosio, se hablaba mucho de El Jarama pero nada de esta novela. Es un rara avis en el panorama de la literatura española, casi nadie la conoce. Me parece una joya. Siempre la he imaginado como una película de animación. Como curiosidad, hace un año o así, me puse en contacto con los herederos de Ferlosio porque quería adaptar la novela al cómic, pero se negaron rotundamente. En fin.

    Un saludo.

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  5. XKY France2:57 p. m.

    Feliz navidad y próspero año nuevo a todos los lectores de todo el mundo. Estaré eternamente agradecido con el Dr. Itua, médico herbolario que me curó de cáncer de colon y herpes después de beber su tratamiento a base de hierbas durante 31 días y hoy estaré eternamente agradecido porque no lo haré. estar entrando en el nuevo año con un cuerpo enfermo y poco saludable. El Dr. Itua es un médico herbal muy poderoso que cura las siguientes enfermedades como herpes, VIH / SIDA, cáncer, hechizos de amor, enfermedades crónicas, hepatitis a, b, c Diabetes y puede contactarlo si no se siente bien en su cuerpo , le prometí al Dr. Itua que compartiría su gran trabajo con el mundo después de salvarme y es lo que haré durante el año para salvar muchas vidas aquí.
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    Número de WhatsApp: +2348149277967
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