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jueves, 11 de marzo de 2021

Décadas of superhéroes (III)

En una entrada anterior, les había comentado la magnífica Batman: Mask of the Phantasm  (Batman, la máscara del fantasma, 1993, Eric Radomski, Bruce Timm), digno cierre de una serie no menos importante: Batman, the Animated Series (1992-1995, Bruce Timm, Paul Dini, Mitch Brian). No fue el último film realizado por el mismo equipo, puesto que en 1998 se estrenaría Batman and Mr. Freeze: SubZero, dirigido por Boyd Kirkland. Aunque quizás un tanto inferior a la serie y al primer film, se mantenía en una misma línea temática y estética, en claro contraste con la decadencia de la franquicia de imagen real, que poco tenía que ver ya con las plasmaciones de Tim Burton. Ya era sólo un espectáculo de pirotécnia, montado sobre historias formulaicas y estereotipadas, poco más que un medio para hacer taquilla.

Esto era tanto más visible cuando se comparaba SubZero con la entrega de imagen real coetánea: Batman & Robin (1997, Joel Schumacher). Ambas compartían el mismo antagonista, Mr. Freeze, pero su tratamiento era opuesto e incompatible: superficial en el caso de la película de Schumacher,  que en mucho más matizado en SubZero Tanto más apropiado cuanto Mr. Freeze es un malvado atípico en la galería de villanos ambiguos que pueblan el universo Batman. Como la mayoría -excepto el Joker-, su pasado se estructura alrededor de una desgracia fortuita -e injusta- que derrumba su mundo. En su caso, la enfermedad terminal de su mujer, retrasada sólo por medio de la criogenización.

De esa caída -o pecado original- deriva su adscripción al hampa. Sin embargo, mientras que para la mayoría ese punto de partida devenía cada vez más difuminado, cerrando su vuelta al mundo normal, para Mr. Freeze permanecía siempre en primer plano. Si consiguiera devolver a su mujer a la vida, su vida criminal terminaría al punto. De hecho, durante Batman, the Animated Series, Mr. Freeze es el único villano que recorre un cierto camino de redención, contribuyendo a destruir una secta de fanáticos que pretendía utilizar sus conocimientos científicos para crear la utopía perfecta: aquélla que culminase con el exterminio de todo aquel que no perteneciese a los elegidos.

Así, cuando comienza SubZero, Mr Freeze parece haber recuperado un lugar en el mundo, un hogar, incluso una familia, aunque sea en medio de la soledad del polo norte. Sin embargo, dado el fatalismo inseparable del universo Batman, esto es un alivio temporal. La irrupción del mundo exterior provocará el derrumbe de ese paraíso en miniatura y la vuelta de Mr. Freeze a Gotham. No por venganza, sino para no perder por completo lo que más ama en el mundo: su mujer. Por descontado, esto le llevará a cruzarse con Batman, con consecuencias trágicas, en lo que podría considerarse otra aventura más, mero relato estereotipado de la victoria de los héroes y la derrota de los malvados.

Sin embargo, el desarrollo reserva alguna sorpresas y, como siempre en la serie, se cierra en una nota de ambigüedad. Aciertos temáticos y narrativos que no serían lo mismo sin el acabado estético. Como la serie, SubZero destaca por su creación de una Gotham agobiante y claustrofóbica, donde reina una noche perpetua, pero de donde el color no ha sido desterrado. Una plasmación  donde comienzan a asomarse las posibilidades, aún titubeantes, del ordenador, tanto en la generación de elementos mecánicos como en una mayor fluidez de las acciones de acción. Lo que no evita que se sigan incluyendo escenas de bravado al estilo antiguo: por ejemplo la animación de los fondos, que obligaba a dibujar cada cuadro por entero.

Una película, por tanto, que cierra de manera digna esta revisión del arquetipo representado por Batman. En mi opinión, de las mejores y más ajustadas al modelo original que se han hecho.

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