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viernes, 27 de noviembre de 2020

Más allá de nuestro terruño (I)

 Isma'il celebrated his victory with his typical cruelty. He turned the skull of Shayban Khan, his ideological adversary, into a gold-plated wine cup, witness to his long hours of heavy drinking. Shayban's dismembered right arm was sent off to Prince Zahir al-Din Babur, the future founder of the Mughal Empire, who was then in command of Kabul. The reflective Timurid prince took heed and for a while collaborated with the Safavids against their common Uzbek enemy. He even pretended to be a Shi'i client of Isma'il, Later he headed south to the less formidable tranquility of Northen Hindustan. The stuffed skin of Shayban Khan's head also served as another carnal dispatch to the Ottoman Sultan Bayacid II (r. 1481-1512), The heinous act, though not entirely outside of the norms of the time, generated outrage in the Ottoman Capital, reaffirming the perceptions of the Safavid as fierce heretics. The rest of Shayban's body was ritualistically devoured by a cannibal clan of the Quezilbash as proof of their devotion to their Perfect Guide.

Abbas Amanat. Iran, a Modern History (Iran, historia reciente)

Isma'il celebró su victoria con su crueldad acostumbrada. La calavera de Shaibán Jan, su adversario ideológico, fue convertida en un cáliza chapado en oro, con el que se entregó a largas horas de borrachera.  El brazo derecho de Shaibán fue enviado al príncipe Zahir al-Din Babur, el futuro fundador del imperio mogol de la India, quien gobernaba entonces en Kabul. Este príncipe meditabundo, descendiente de Tamerlán, se sometió a Shaiban y durante un tiempo colaboró con los safavidas contra su enemigo común: los uzbekos. FIngió incluso ser un correligionario chií de Ismaíl. Con posterioridad, se encaminó al sur, hacia la tranquilidad, menos temible, del Indostán septentrional. La cabeza disecada de Shaibán Jan fue enviada, como otro despojo humano, al sultán otomano Bayaceto II (de 1481 a 1512). Este acto repulsivo, aunque no en total contradicción con las reglas de la época, se consideró un ultraje en la capital otomana y confirmó la percepción de los safavidas como herejes rabiosos. Lo que quedaba del cuerpo de Shaibán fue devorado en un ritual por un clan caníbal de los Quezilbash, como prueba de devoción ante su guía perfecto.

Tras  haber leído  Revolutionary Iran, A History of the Islamic Republic de Michael Axworthy, se me había despertado el deseo de profundizar en la historia de Irán, así que me embarque en la lectura de Iran, a Modern History de Abbas Amanat, libro al que pertenece el párrafo que abre esta entrada.

Puede parecer truculento, pero no se me ocurría una introducción mejor a un imperio olvidado desde la óptica europea, pero central en la Edad Moderna: el de los Safavidas iraníes. No se trata de una excepción en su época, puesto que un rasgo característico de los inicios de la Edad Moderna es la constitución, ambos lados de la fecha de 1500, de una serie de imperios con pretensiones universales que se extienden del Atlántco al Pacífico, cubriendo toda Eurasia: La monarquía Hispana, el imperio Otomano, el citado Safavida de Irán, el Mogol de la India y la dinastía Ming en China. 

Es cierto que los Ming habían tomado el poder hacia 1400 y que los siglos XIV  y XV habían visto el ascenso de los Otomanos a gran potencia balcánica y anatólica, pero es sólo a finales del siglo XV yu principios del XVI cuando China se cierra definitivamente sobre sí misma y el imperio Otomano se hace con el control del Danubio, el Oriente Próximo y Egipto. Es también por esas fechas cuando Castilla  va a conquistar la América Hispana, además de convertise en núcleo de un imperio Europeo. al tiempo que Babur, el primer emperador mogol  conquista el norte de la India, ríos Indo y Ganges incluidos. Es  entonces, asímismo, cuando Ismaíl, el primer Safavida, ocupa Irán y amplias secciones de Irak, Afganistan y Turkemistán.

Las coincidencias entre estos imperios no se limitan a su inicio: a partir de 1650 todos entrarán en una fase de decadencia que en algunos casos durará hasta principios del siglo. La dinastía Ming será derribada por los Manchúes, que resucitarán el Imperio Chino bajo la dinastía Qing. La monarquía hispana será derrotada una y otra vez en los campos de batalla europeo de 1640 en adelante, al tiempo que la expasión otomana será detenida en 1683, obligándoles a ponerse a la defensiva. Por su parte, los imperios Mogol y Safavida se disolverán hacia 1700, fecha en que la monarquía Hispana pierde también sus posesiones europeas. Esos vacíos de poder en Oriente Medio y la India serán aprovechados por las nuevas potencias europeas para su expansión en Asia, lo que se enconará en el siglo XIX cuando los tres imperios restantes se conviertan en enfermos de sus respectivos continentes: España desprovista sus colonias ultramarinas; Turquía, perdiendo sus posesiones en los balcanes y Egipto; China, envuelta en guerras civiles e invasiones extranjeras.

Otra característica común es que estos imperios tenían en inicio profundas raíces medievales, pero evolucionaron con rapidez hacia la modernidad, lo que explica su éxito. En el caso de los Safavidas, su fundador estaba al frente de una de tantas sectas islámicas integristas que, con periodicidad, asolaban el Oriente Próximo y conseguían un control pasajero de la región, como ha seguido ocurriendo hasta nuestro presente, por ejemplo, con del ISIS. Ese fanatismo religioso los convertía en guerreros temibles, más aún cuando se unía a la habilidad militar, además de imbuírles de un sentido de misión universal que les llevaba a acometer -y conseguir lo imposible. No sólo la gesta de hacerse con amplias extensiones  de terreno, sino de integrar a esas poblaciones conquistadas en una nueva estructura política, amén de resistir a las mayores potencias militares de esa época. En el caso del los Safavidas, el Imperio Otomano.

Hacia 1521, el Imperio Otomano había derrotado a casi todos los enemigos que se le habían puesto por delante: bizantinos, serbios, húngaros, cruzados europeos, austriacos, malelucos egipcios. Sin embargo, a pesar de desastres y saqueos, los Safavidas consiguieron recuperase una y otra vez. A pesar de su podería militar. los turcos no consiguieron superar las montañas que separaban Turquía y Mesopotamia de Irán -y cuando lo lograron fue de manera pasajera -, de manera que el sur del actual Irak  y el Kurdistan iraní, con su capital Trabiz, se converitoeron en campo de batalla permanente entre ambas potencia. Dominaado por cada uno de forma alternativa, pero sin ser integrado en ninguno de manera definitiva.

Esos comienzos épicos, con el fundador Ismail casi permanentemente en batalla, pronto quedaron atrás. Para sobrevivir, debía organizarse sobre bases sólidas, lo que implicaba dos movimientos contrapuestos. En primer lugar, definirise en oposición a su enemigo Otomano, lo que significaba proclamarse chií, ya que los turcos se proclamaban herederos del Califato Sunní. En segundo lugar, desprenderse de los elementos más fanáticos aunque a estos debiera el ascenso y consolidación de su poder: la secta militar Quezilbash. Una senda que el propio Ismail, a pesar de sus proclamas de Imán de los creyentes y defensor de la verdadera fe, ya comenzó a recorrer en vida, pero que sólo alcanzó su plenitud bajo el gobierno de su nieto Abbas I, un genio político a la altura de las mejores testas coronadas europeas de su tiempo, pero que sólo la distancia, cultural, geográfica y temporal, nos impide reconocer como tal. 

He (Abbas I) was also a model of a hands-on absolute ruler, distrutful of ministerial power and of his Quezilbash army chiefs. Impressing Della Valle with a panoramic knowledge of European Imperial politics, complete with anti-Ottoman sentiment and disillusionment with European powers' disunity, Protestant movements, and religion wars, he implicitly criticized Philip II's military strategy and the reasons for Spanish domestic troubles. He went on to say:

«An emperor must himself be a soldier and personally lead troops into battlefield... A ruler cannot leave the destiny of his country in the hands of his ministers and army chiefs. Such a king is bound for misfortune. People are often thinking of their own interest and have no other concern but to earn wealth and power so as to lead a comfortable and joyful life. They hence fail to fully discharge their duties. Rulers should thus be models for all »

Della Valle added that the shah believed a capable ruler either  should destroy the enemy or bring it to a submission or himself die on the battlefield.

Él (Abbas I) era asímismo un modelo de un gobernante absoluto atento a todos los asuntos, siempre desconfiando del poder de sus ministros y de los comandantes Quezilbash de su ejército. Della Valle estaba impresionado con su amplio conocimiento de la política imperial europea, mezclada con  animosidad contra los otomanos y un .... de la división entre las potencias europeas, los movimientos protestante y las guerras de religión. Abbas I criticaba de forma velada la estrategia militar de Felipe II así como los motivos de los problemas internos de España. Incluso añadió:

«Un emperador debe ser ante todo un soldado y guiar en persona sus tropas al campo de batalla... Un gobernante no puede abandonar el destino de su país en las manos de ministros y generales. Ese tipo de rey está destinado al infortunio. La gente sólo piensa en su propio interés y no tiene otra preocupación que amasar dinero y poder, de manera que pueda llevar una vida muelle y dichosa. Por esa razón, descuidan sus obligaciones. Los gobernantes deben erigirise en modelos »

Della Valle añadió que el Shah consideraba que un gobernante capaz debería bien destruir al enemigo, bien someterlo, bien morir en el campo de batalla.

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