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domingo, 16 de septiembre de 2018

La lista de Beltesassar (CCXVIII): Codehunters (2006) Ben Hibon















Como todos los domingos, continúo con mi revisión de la lista de cortos animados realizada por el misterioso profesor Beltesassar. Esta vez ha llegado el turno de Codehunters, corto dirigido en 2006 por el animador suizo Ben Hibon para la MTV Asia.

Empecemos por los defectos. El principal es que da la impresión de ser un avance de una serie o película que nunca llegó a materializarse. A esto último apuntaría  el que la mayor parte de su tiempo se dedica a presentar una serie de personajes que no se desarrollan en absoluto, así como que su final es un claro golpe de efecto en espera de continuación y resolución. Ese carácter de preludio lleva a que su narración se haga a base de brochazos, sin que se pueda asegurar si lo que estamos viendo tiene base y fundamento real o se trata de una mera colección de estereotipos. Por desgracia, esto se vería confirmado por el sumario retrato de los personajes, a los que se puede definir en un par de palabras, ya sea el misterioso extranjero o la belleza combativa,  así como la evocación del consabido paisaje postapocalíptico/futurista/cyberpunk. Por suerte o por desgracia, esos temores no acaban de  confirmarse ni de desmentirse.

Por otra parte, y esto es ya una virtud, el corto tiene un claro carácter híbrido. Desde un punto de vista técnico utiliza la animación 3D, pero la viste con traje 2D, de manera que se evita el acabado de muñeca de plástico inflado, tan molesto en muchas de las creaciones por ordenador. Asímismo, evita caer en un defecto muy típico de tantas producciones que usan este disfraz para abaratar costes. En ellas, los personajes mixtos se mueven de manera robótica, torpe y envarada, destruyendo el efecto de naturalidad y de nadar en presupuesto que se quería pretender.. En  Codehunters, por el contrario, los movimientos conservan en buena medida la flexibilidad y energía de la buena animación 2D, aunque es cierto que de vez en cuando se ven las costuras, en concreto en los primeros planos de los personajes.

Este carácter mestizo se extiende también a los aspectos narrativos y estéticos. Codehunters habita el espacio entre el anime japonés y la Ciencia Ficción occidental, un territorio que no es de ocupación reciente, sino que se remonta, como poco, a los años setenta. Por ejemplo, a la admiración mutua, a tres bandas, entre Moebius, Otomo y Miyazaki, en su vertiente Nausicaa. De esas fertilizaciones mutuas entre Oriente y Occidente han surgido algunas de las obras maestras del manga y anime, como el fenómeno Ghost in The Shell, mientras que el reflujo ha sido determinante en la cristalización de filmes occidentales de tanta repercusión como la trilogía Matrix. En el caso de Codehunters, como ya les indicaba, este cruce de influencias se resume en el acabado Cyberpunk, de origen occidental, unido a la brillantez visual e imaginativa del anime, que por sí sola puede arreglárselas para hacer interesantes historias mediocres o inexistentes.

¿Es entonces Codehunters un buen  corto de animación o no? Desde un punto de vista técnico poco se le puede objetar, contando a su favor ese intento por unir lo mejor de la 3D y de la 2D. Sin embargo, le lastra el quedar incompleto, presentarse como anuncio de un obra posterior más extensa, ya sea esto intencionado o producto de las circunstancias. Sin embargo, lo que en realidad le impide despegar es la sospecha fundada de que sólo es un recosido de lugares comunes, puestos ahí como cebo para incautos. Lo que vendría a explicar su éxito entre un público que exige ver siempre lo mismo, de la misma manera y en el mismo orden, evitando con cuidado e indignación todo aquéllo que pueda desorientarle o turbarle.

No les entretengo más. Como siempre, les dejo aquí el corto. Disfrútenlo, si sólo por carácter híbrido y su estar a medio camino de varias técnicas y tradiciones.



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