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sábado, 30 de junio de 2018
domingo, 24 de junio de 2018
domingo, 17 de junio de 2018
sábado, 16 de junio de 2018
Músicas olvidadas, lenguas desaparecidas
En el Caixaforum madrileño se acaba de inaugurar una exposición que es de las esenciales de este año. Al menos para mí, ya que aúna dos de mis pasiones: la arqueología y la música. Su nombre es Músicas en la Antigüedad y tiene como objeto la reconstrucción, en la medida que los restos que nos han llegado y sus interpretación arqueológica nos lo permite, de la práctica musical en las cuatro culturas que dominaron el mundo mediterráneo durante la Edad Antigua: Mesopotamia, Egipto, Grecia y Roma. Una tarea ardua y difícil, que se construye sobre un doble silencio, el de la aparente ausencia de partituras que nos permitan interpretar y escuchar la música de esas civilizaciones, unido al hecho de que en muchos casos no sabemos como se pronunciaban esas lenguas. Ignorancia que puede sorprender en el caso del Latín y el Griego, centrales en la cultura de la Europa de la Edad Moderna, pero lo cierto es que la investigación reciente ha demostrado cuál lejos está la pronunciación real de la heredada, vía la iglesia en el caso del Latín, de su uso moderno en el caso del griego.
Ese silencio incómodo contrasta con el estado de nuestro conocimiento en otros ámbitos de esas culturas. De Grecia y Roma es tan extenso y profundo, que puede caerse fácilmente en el espejismo de pensar que nos es posible recrear sus modos de pensar, sentirnos como auténticos griegos y romanos. Nuestro saber sobre Egipto y Mesopotamia es mucho más fragmentario, pero aún así hemos recuperado lo suficiente de su arte y literatura, de sus sistemas de creencias y modos de gobierno, que podemos llegar a sentirnos próximos a ellos, aunque, de nuevo, esto sólo sea una ilusión. No nos damos cuenta de que nos falta un elemento esencial, sin el que toda cultura humana se ve mutilada: la interpretación y el disfrute de la música. Más importante aún si se tiene en cuenta que, en el pasado, la interpretación musical estaba a cargo de toda la sociedad por entero, ya fuera por su participación en los ritos religiosos o en los cantos de las fiestas comunales. Por poner un ejemplo de la pérdida que supone este silencio musical, sólo hay que pensar en cómo cambiaría nuestra percepción de la cristiandad medieval si su música se hubiese perdido. Si no contásemos con las partituras que nos permiten gozar del Gregoriano, la Polifonía, las canciones de los trovadores, o la larga tradición de canción profana.
jueves, 14 de junio de 2018
lunes, 11 de junio de 2018
Los bajos fondos
Se acaba de abrir, en las salas de la fundación MAPFRE madrileña, una amplia muestra dedicada al fotógrafo Brassaï. De origen húngaro, su vida y obra transcurrieron casi por entero en París, ciudad de cuya vida fue un agudo cronista. No de cualquier aspecto, sin embargo. Brassaï ha quedado en la memoria como el fotógrafo de un París nocturno habitado por delincuentes y prostitutas, de una vida restringida a encuentros pasajeros en garitos sórdidos y locales de alterne. Una universo oculto, el de los bajos fondos, al que no solemos mirar y que el fotógrafo habría captado en toda su naturalidad y espontaneidad. Sin embellecerla ni distorsionarla, como un reportero gráfico o un etnólogo.
Sin embargo, hay pruebas de que gran parte de las fotografías de Brassaï no son producto de la causalidad afortunada, de ese ahora o nunca afortunado tan característico del fotoperiodismo. El propio hecho de su inclinación por captar la noche le obligaba a exposiciones de larga duración, en las que la inmovilidad de lo retratado era esencial. Todo tenía que estar medido y preparado, en aras de evitar la irrupción de elementos pasajeros, como viandantes o coches, que emborronarían la toma. Por otra parte, si se mira con atención, en sus fotos de tugurios, billares y prostíbulos es evidente una clara complicidad entre el fotógrafo y los retratados. Los personajes de sus fotos aparecen ellas tal y como quisieran ser vistos, algo evidente en sus retratos del mundo del hampa, o al menos producto de una negociación con el fotográfo. Entre lo que éste quisiera ver y lo que sus modelos están dispuestos a figurar por él-