Como todos los domingos, continúo con mi revisión de la lista de cortos animados realizada por el misterioso profesor Beltesassar. Esta vez ha llegado el turno de Stain Boy (El chico Mancha) serie de cortos dirigidos en 2009 por el director americano Tim Burton, con animación del estudio Flinch.
Tras décadas de decadencia creativa, puede resultar difícil comprender el predicamento del que Tim Burton gozaba entre el público y la crítica. Esa fama se debía a que sus obras primeras ofrecían una atractiva mezcla de terror tradicional al estilo de los años cuarenta, yuxtapuestoal humor alocado propio de la animación clásica norteamericana, como si se hubiera pasado ese revoltijo por la batidora del postmodernismo. Las películas de Burton, en consecuencia, podían ser al mismo tiempo inquietantes e hilarantes, mordaces y sentimentales, incluso dentro de la misma escena, sin que esa contradicciones provocasen disonancia alguna. Ya que al no intentar ocultarlas, sino subrayándolas, sus películas resultaban muy atractivas para un público que, ya en esa época, había visto de todo.
Asímismo, Burton fue uno de los protagonistas de esa reevaluación positiva de la animación que tuvo lugar a finales de los ochenta, principios de los noventa, del siglo pasado. Tanto en sus propios cortos, caso del muy depresivo Vincent (1982), que ya les comenté hace tiempo, como en las películas que produjo para el director de animación Herny Selick, caso de la mítica The Nightmare before Christmas (Pesadilla antes de Navidad, 1993). En esas obras Burton contribuyó a la recuperación de la animación fotograma a fotograma como forma válida de la animación comercial, además de lanzar la carrera del animador Henry Selick. Un autor, este último, de carrera sólida y coherente, con varias obras más que notables e incluso excepcionales, en gran parte porque es casi el único creador comercial norteamericano que no se ha rendido a los encantos de la 3D.
Burton, por estas razones, ocupa un lugar de honor en la historia de la animación, lo que hace aún más extraño e incompresible el claro agotamiento en el que se halla sumido en los últimos tiempos. Una decadencia cuyo inicio puede situarse hacia el año 2000, justo la fecha de creación de Stain Boy, obra no del todo redonda, pero cuyos defectos no son completamente atribuibles a Burton, sino a la época en que fue concebido. La década anterior y posterior al año 2000 fue de transición en muchos aspectos, puesto que la Internet todavía no había alcanzado su potencial completo, mientras que el cine y la animación aún debatían el lugar que debían ocupar las nuevas tecnologías, 3D y CGIs, por aquel entonces en continuo desarrollo. Tan rápido y tan radical, que prácticamente cada año se invalidaban los logros de la temporada pasado, vistos como torpes, toscos y desmañados. Imperfectos y desechables.
Stain Boy, por tanto, se planteó como una serie destinada a ese mundo nuevo que empezaba a vislumbrarse, como demuestra su distribución por Internet y que se utilizara la técnica de animación Flash, tan de moda por aquél entonces. Flash, por si no lo saben, permitía emular los resultados de la animación de recortes (cut-out) sólo que con mucho menor trabajo y un mejor acabado. Esto en apariencia, ya que la propia tosquedad del cut-out tradicional le añadía cierto encanto, además de permitir transgresiones en forma de ruptura de la cuarta pared. En Flash, por el contrario, el pulido intrínseco de la técnica dejaba al descubierto la pobreza habitual de la animación, mientras que cualquier intento de dejar a la vista la técnica utilizada estaba vedado por diseño.
Así, Stain Boy presenta una animación que resulta pobre y repetitiva, falta de vida e imaginación. Su impacto en el espectador depende demasiado de la excentricidad de sus historias y de un recurso que puede resultar deletéreo para toda obra animada: el abuso de la palabra. O como lo expresaba Charles M. Jones de manera mordaz, convertirse en radio ilustrada.
No les entretengo más. Como siempre les dejo aquí el primero de los cortos, el resto lo pueden encontrar siguiendo los enlaces. Son obras bastante menores, pero no sirven para pasar el rato.
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