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domingo, 31 de julio de 2016

La lista de Beltesassar (CXL): The Little Matchgirl (2006) Rogers Allers

























Como todos los domingos, continúo mi con revisión de la lista de cortos animados realizada por el misterioso profesor Beltesassar. Esta vez ha llegado el turno de The Little Matchgirl (La pequeña vendedora de cerillas), corto realizado en 2006 por el animador americano Rogers Allers para la Disney.

The Little Matchgirl está basado en el cuento homónimo de Hans Christian Andersen. Aunque este escritor se considera como infantil y ha sido adaptado en multitud de ocasiones por la misma Disney, lo cierto es que sus historias suelen ser bastante duras y concluir en finales tristes, cuando no desesperados. La pequeña vendedora de cerillas, por ejemplo, no deja de ser un escrito de denuncia política , en el que se señalan las durísimas condiciones de trabajo a las que se veían abocados los hijos de familias pobres en el siglo XIX. El cuento muestra así como esta vendedora de cerillas, temerosa de volver a su hogar sin haber vendido nada y recibir una paliza, acaba por morir de frío en medio de la calle, sin que nadie la ayude. Una muerte que viene ilustrada por una serie de alucinaciones causadas por la hipotermía que vuelven la historia aún más desgarradora, al mostrar los placeres y comodidades que esa niña nunca pudo disfrutar, por haber nacido en la familia equivocada.

Una historia de esas características, en los tiempos de pacatería en que vivimos, podría ser atacada por parte de las gentes bienpensantes, e incluso llegar a ser prohibida. Se hablaría de crueldad innecesaria que podría causar traumas en las mentes infantiles - de hecho, el impacto de este cuento cuando se oye en la infancia es tal que yo no he podido olvidarlo - o de promover ideas radicales propias de elementos antisistema que rehuyen la moderación necesaria que propicie el crecimiento económico. Con esos antecedentes, y a pesar del prestigio de Andersen, parece la historia menos apropiada para que la adapte una Disney cuya mayor preocupación es no herir susceptibilidades, incluso entre los fanáticos, que le hagan perder cuota de mercado. De esa manera, ocurre que el corto se queda a medias en todo, tanto en el campo estético como en el narrativo.

Estéticamente, The Little Matchgirl es uno de los últimos cortos de animación tradicional de la compañía, justo antes de que la Disney descubriera que el ordenador les permitía producir animación más barata de forma industrial, llevando a cerrar de forma fulminante sus departamentos de 2D. En cierta manera, se podría decir que esto fue una bendición, ya que como se puede observar en el corto, el estilo Disney de su etapa final es al mismo tiempo un ejemplo de como animar de forma perfecta y un acúmulo informe de tics técnicos y estéticos. Al ver The Little Matchgirl, como ocurría con las películas del otro tiempo de crisis de la Disney en los 60 y 70, se aprecia enseguida que las poses, movimientos y ademanes de los personajes animados son copias de otros similares sacados del amplio catálogo fílmico de la compañía. No se está buscando animar basándose en las necesidades temáticas y estéticas de la historia que se quiere ilustrar, para crear soluciones nuevas y frescas, sino que se tira de un catálogo cerrado, donde debe estar todo lo que se necesita para crear una obra modelo, lo que se llama un clásico, y al que no se puede añadir nada más.

The Little Matchgirl resulta así visualmente estereotipado y genérico, lo que empeora, al resaltarlo, el otro gran defecto del corto: su afán por limar lo descarnado de la historia. El corto, sino fuera por el desastrado final y la durísima situación que describe, en la versión Disney no dejaría ser la historia de una niña mona que hace monerías. Poco queda del transfondo social que dejaba bien a las claras Andersen, el hambre y la miseria constantes e insoslayables, la historia de abuso de la niña protagonista, para quedarse en una serie de sueños infantiles, que buscan conmover al espectador por su inocencia, confluyendo en una muerte que se indica como dulce y casi compensada por la aparición de un hada-espíritu bueno que viene a llevarse el alma de la niña. Nada que tenga relación con la desesperación creciente que atenaza la narración de Andersen y que culmina en el descubrimiento del cuerpo congelado de la cerillera.

Esta labor de aguado queda confirmada por la inclusión como banda sonora de un cuarteto de cuerda de Borodín, un adagio que crea una atmósfera de paz y serenidad, de felicidad y plenitud. Una decisión que apunta a ese concepto ñoño de la poesía tan típico de la cultura americana y que ni siquiera se justifica por un intentar movimiento hacia formas experimentales que intentase ligar música e imágenes, convertir una en la otra, rompiendo las fronteras entre las artes. No, se trata simplemente de conseguir un marchamo de calidad, el de la música clásica, de gran arte para entendidos, que supuestamente la animación es incapaz de conseguir por sí sola.

No les entretengo más. Como siempre, les dejo aquí el corto. Disfrútenlo... o no. Pero piensen que con la Disney ocurre como con la Coca-Cola o con MacDonalds. De vez en cuando está bien tomarse una o comerse una hamburguesa, pero no se puede, ni se debe, vivir sólo de ellas.


The Little Matchgirl (2006) HQ por filmow

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