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jueves, 30 de octubre de 2014
martes, 28 de octubre de 2014
Sacred and Profane
Siguiendo con la lectura de mis adquisiciones recientes en el museo arqueológico, después de los retratos de El-Fayyum me enfrasqué con un libro de nombre Los Misterios del Gineceo, escrito por tres historiadores franceses, Paul Veyne, François Lissarague y Françoise Frontisi-Ducroix. Lo que esperaba, dado el título, era una descripción académica de las relaciones entres sexos en la griega clásica, pero lo que me encontré fue un análisis de las descripciones del sexo, el matrimonio y los roles sexuales en el arte grecorromano, de la que se inferían una serie de conclusiones más o menos aventuradas, más o menos especulativas.
Los adjetivos de aventurada y especulativa, que pueden parecer negativos, se refiere a que la sección más extensa del libro es un largo estudio de los frescos de La Casa de los Misterios de Pompeya, en el que se pone en cuestión la interpretación más corriente de este ciclo pictórico. Desgraciadamente, no tengo el conocimiento suficiente para decidir si Paul Veyne está en lo cierto o no, pero los buenos ensayos se caracterizan por invitarnos a un viaje de descubrimiento, a mostrarnos aspectos desconocidos de un camino que creíamos bien transitado, para así a obligarnos a replantear los términos de problemas que creíamos ya resueltos, independientemente de la validez de sus tesis y conclusiones.
domingo, 26 de octubre de 2014
sábado, 25 de octubre de 2014
From Beyond the Grave
Una de las consecuencias personales de la reapertura del Museo Arqueológico Nacional de Madrid es que mi biblioteca se ha incrementado en un buen puñado de volúmenes, comprados en la bien surtida librería de ese museo. Aunque la mayoría han acabado en la pila de pendientes sin fecha, ha habido un par que he sido incapaz de dejar para luego y que les iré comentando esta semana. El primero de ellos se llama La Llamada Muda, escrito por el estudioso francés Jean Christophe Bailly, y trata sobre esos retratos de época grecorromana hallados en Egipto que se conocen de ordinario como retratos de El-Fayyum, por la zona de ese país de donde procede la mayoría.
Si el nombre les suena, ya sabrán de qué estoy hablando y de su importancia. Si no lo saben, decirles que estos retratos fueron hallados sobre momias de los siglos I al IV de nuestra era, substituyendo a las características máscaras funerias, y se caracterizan por un realismo de rara intensidad, que no volvería a ser habitual en la historia del arte hasta el renacimiento italiano del siglo XV. De hecho, es ese realismo la causa principal de la fascinación que muchos tenemos por esos retratos, ya que su calidad es tal, su proximidad y su carnalidad tan conseguida, que en sus mejores ejemplos da la impresión de que nos encontremos ante el propio difunto redivivo, que mira y observa a través de un abismo de siglos, repentinamente abolidos.
jueves, 23 de octubre de 2014
martes, 21 de octubre de 2014
Soul to Soul
I started early, took my dog, And visited the sea; The mermaids in the basement Came out to look at me, And frigates in the upper floor Extended hempen hands, Presuming me to be a mouse Aground, upon the sands. But no man moved me till the tide Went past my simple shoe, And past my apron and my belt, And past my bodice too, And made as he would eat me up As wholly as a dew Upon a dandelion’s sleeve— And then I started too. And he—he followed close behind; I felt his silver heel Upon my ankle,—then my shoes Would overflow with pearl. Until we met the solid town, No man he seemed to know; And bowing with a mighty look At me, the sea withdrew | Comencé temprano, tome mi perro Y visité al mar Las sirenas del sótano Salieron a verme Y las fragatas del piso superior Extendieron su manos de cáñamo Pensando que yo era un ratón Embarrancado en las arenas Pero nadie me movió hasta que la marea Superó mi sencillo pie Y fue más allá de mi delantal, y mi cinturón Y mi corsé también E hizo como si fuera a tragarme Tan completamente como el rocío Sobre la manga de un diente de león Y entonces yo también comencé Y él - él me siguió de muy cerca Sentía su talón de plata Sobre mi tobillo - entonces mis zapatos Desbordarían perlas Hasta que nos encontramos la sólida ciudad Que nadie parecía conocer E inclinándose con profunda mirada Ante mí, el mar se retiró |
Detrás de todo poeta anida un misterio.
Estudiando su biografía, sus cartas, los testimonios de sus contemporáneos. Analizando sus versos, comparándolos con otros suyos, con los de sus coetáneos, trazando su evolución estilistica, creemos poder guardarlo en una cajita, etiquetarlo y archivarlo. Olvidarlo, en definitiva, para que no nos moleste ni nos turbe.