No tenía intención de escribir más sobre Hearts and Minds (1974) de Peter Davis, pero ya les he dicho en otras ocasiones que un documental no acaba con la palabra fin, sino que toda obra notable de ese género no es más que un apunte, una introducción, un acicate que nos debería llevar a investigar más sobre los hechos allí ilustrados. Esa condición de inconcluso no es privativa del documental, sino que se puede aplicar a las obras de ficción, que, como dice el dicho cinéfilo, continúan rodándose en la mente del espectador. Sin embargo, mientras en la ficción esa continuación personal es un simple añadido, en el documental es una condición imprescindible, que se extiende no sólo a la realidad mostrada en su metraje, sino que alcanza a los métodos compositivos, las múltiples decisiones, aciertos y equívocos que han llevado a esa plasmación concreta y no a otra, de la cual podrían derivarse conclusiones políticas completamente opuestas.
La edición reciente de Criterion viene con material suficiente para embarcarse en ese ejercicio de hermenéutica. En la entrada anterior, señale que Davis utiliza un método contrapuntístico al construir su película, contraponiendo las declaraciones de los entrevistados con imágenes que bien corroboran o contradicen lo expresado por ellos, de manera que en todo momento quede explícita la tesis que intenta demostrar el documental o se desmientan las de los entrevistados. Pues bien, los extras de Criterion contienen varias de estas entrevistas en bruto, sin interrupciones, cortes o montajes, acumulando en total una duración mayor que la película. No es ya que estas largas conversaciones apunten a muchos otros montajes distintos, a muchas otras películas que podrían haberse compuesto con ese material, es que en ellas se incluyen protagonistas/testigos que no fueron incluidos en la versión final.
La edición reciente de Criterion viene con material suficiente para embarcarse en ese ejercicio de hermenéutica. En la entrada anterior, señale que Davis utiliza un método contrapuntístico al construir su película, contraponiendo las declaraciones de los entrevistados con imágenes que bien corroboran o contradicen lo expresado por ellos, de manera que en todo momento quede explícita la tesis que intenta demostrar el documental o se desmientan las de los entrevistados. Pues bien, los extras de Criterion contienen varias de estas entrevistas en bruto, sin interrupciones, cortes o montajes, acumulando en total una duración mayor que la película. No es ya que estas largas conversaciones apunten a muchos otros montajes distintos, a muchas otras películas que podrían haberse compuesto con ese material, es que en ellas se incluyen protagonistas/testigos que no fueron incluidos en la versión final.