En mi revisión semanal de la lista de cortos animados realizada por el misterioso profesor Beltesassar, ha llegado el turno de Wat's Pig , realizado en 1996 por el Peter Lord, o en otras palabras, la productar británica Aardman.
Creo que, excepto para algún despistado, la productora Aardman no necesita presentación. Desde los años 90, en gran parte gracias a la bonanza que el Channel 4 de la BBC supuso para la animación de ese país, esta productora se las arreglado para colocar, casi cada ño, producciones animadas más que notables. No es sólo que haya conseguido romper el monopolio americano que existe a los ojos del público, representado para él en el binomio Disney/Pixar, sino que lo ha logrado utilizando una forma que para ese mismo público es sinónimo de modos ya caducos e incluso torpes: la stop-motion en su variante de plastilina frente al brillo y la perfección del ordenador y la 3D.
Conseguir lo que ha conseguido Aardman no es sencillo, ni era previsible, en un mundo donde tanto crítica especializada como público en general asimilan animación con infantil, una definición denigratoria de la que sólo se salva Pixar, no sé muy bien porqué, y que ha llevado a algunos críticos estrellas a proclamar que con Pixar la animación se ha hecho arte, sin darse cuenta que sólo están haciendo ostentación de su insondable ignorancia. No obstante, para ser completamente ecuánimes, hay también grandes mentes que de repente se han vuelto defensores de siempre de la animación tradicional. La razón es que así les parece ir contra corriente y realizar una necesaria labor de réssistance cinéfilé. Para su desgracia, la trampa de su postura es fácil de detectar, ya que su amor por la animación se limita a presumir de lo mucho que les gusta ver las huellas digitales de los animadores en los muñecos de plastilina a los que dan vida, argumento idiota que a muchos de nosotros nos hace mesarnos los cabellos o golpearnos la frente contra el monitor o la susodicha mesa.
Dejando aparte estas mis jeremiadas y volviendo a Aardman. Lo que se suele olvidar de esta productora es que cuando sus primeros medio- y largometrajes toman por asalto el mundo de la animación comercial, con la magnífica Chicken Run (2000), por poner una fecha, Aardman lleva ya una década larga realizando cortos y mediometrajes de muy diversos estilos, ambiciones y pretensiones, que le sirven para poner a punto, mejorar y cultivar ese estilo de stop-motion en el que se van a convertir en maestros absolutos, al menos dentro del mundo de la animación comercial. Wat's Pig es uno de esos cortos semiolvidados, o al menos sólo vistos en películas-compilación, que sirven para demostrar la madurez y pericia de Aardman en esos primeros tiempos...y la manera en que se hacen presentes en esa época temprana los rasgos característicos de su estilo, especialmente ese humor irónico tan británico que presupone un público inteligente y atento.
Un corto como Wat's Pig no está al alcance de cualquiera, tanto a nivel técnico como temático. Mientras que muchas producciones 3D al uso basan su impacto en extender un chiste, realizar un ejercicio circense o trufar el tiempo del corto con referencias pop que poca gracia tienen (o sin ser 3D, piensen en una serie 2D como Family Guy, cada vez más extraviada en la complacencia de su propia estupidez), Lord crea una compleja sátira visual de los mitos sobre el mundo medieval que aún perduran en la imaginación popular, demostrando bien a la claras, por robar la expresión de alguien que admiro, que "el pasado era una mierda". Como pueden imaginar, la gracia del corto no se halla en los supuestos aciertos de guión (de nuevo, el mejor ejemplo la impostura de Family Guy) sino en la sabiduría con que Lord utiliza el montaje, el encuadre, la música incidental, para realizar una construcción al estilo clásico en que esos diferentes elementos se sustentan y se apoyan mutuamente, y hacen avanzar la idea general del corto.
El resultado es un conjunto armonioso, en el que, como en muchas obras maestras de la animación, la palabra sobra por completo, cumpliendo así ese sueño dorado del cine que a muchos directores de imagen real se les escapa por entero: ser un arte válido y completo únicamente desde el punto de vista visual, valga el juego de palabras.
Como siempre, no les entretengo más. Disfruten el corto. Están en buenas manos. Las de un maestro de esta forma.
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