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domingo, 10 de abril de 2011

100 AS (LII): The Skeleton Dance (1929) Walt Disney and Ub Iwerks

En nuestra revisión semanal de la lista de mejores cortos animados de la historia, realizada por el festival de Annecy, le ha llegado el turno a The Skeleton Dance, realizado en 1929 por Walt Disney y animado por Ub Iwerks.

Los que hayan leído estas notas sabrán que nos soy especialmente partidario de la Disney, en parte por la tendencia de ese conglomerado industrial a actuar como apisonadora y mostrarse como el único camino válido de la animación y los únicos que han producido obras valiosas para esa forma, algo que es completamente falso, como bien sabrán todos los que hayan leído estas notas.

No obstante, bajo el paraguas de la Disney hay muchos Disney. No es igual la producción de los años 50, cuando el jefe se preocupaba únicamente de la TV y los parques de atracciones, permitiendo que el conservadurismo e infatilismo de su estilo se quebrase, aunque levemente, en expresiones más modernistas, que el de los años 30 cuando se involucraba directamente en cada uno de los cortos, en los cuales aún se translucía la locura expresiva de los 20 y la influencia de sus más directos competidores, como los Fleischer.
Asímismo, al revisar la larga de estudio se encuentran productos que parecen impropios del estilo y la manera que hemos llegado a asociar con Disney, como es el caso de los cortos de Goofy dirigidos por Jack Kinney en los 40/50 o los producidos por el tandem Disney/Iwerks en los 20.

Sí, han leído bien, uno de los dúos esenciales de la historia de la animación es el formado por Walt Disney,  a cargo de la dirección de los cortos, y Ub Iwerks, a cargo de la animación. Durante los años 20, ambos creadores protagonizaron una de las evoluciones más sorprendentes en la historia de la animación, de ser unos simples don nadie a poseer uno de los primeros estudios de la época, de cuyo ícono principal, Mickey Mouse, ambos fueron autores, como bien aparece en los títulos de crédito de los cortos originales. La relación de años se rompería en 1930, cuando Iwerks creara si propio estudio, pero si Disney se las arregló para reemplazar el talento de su antiguo colaborador, fichando otros animadores (y en un curioso giro, dejando de nombrarles en los créditos) mientras que Iwerks demostró que le faltaba madera para ser director (y volvería en los 40 a trabajar con su antiguo socio, esta vez como subordinado)

El corto que nos ocupa, The Skeleton Dance, es una de las grandes obras del duo que, además como tantos otros cortos, fue animado casi en su totalidad por Iwerks, en un auténtico tour de force, que sólo está al alcance de unos pocos genios. Lo que en general sorprende de esos cortos tempranos de la Disney, a cualquiera aconstumbrado a Bambis y Dumbos, es el humor salaz y agrio, muchas veces de mal gusto y políticamente incorrecto, para los tiempos que corren. Un humor que en los años 30 se irá atenuando poco a poco, hasta dar lugar a esos productos demasiados amables y bienintencionados, pero desprovistos completamente de alma, excepto excepciones como la citada de Kinney,

El segundo elemento que llama la atención es que a pesar de la pobreza de medios técnicos de la época y los bajos presupuestos con los que trabaja del dúo Disney/Iwerks, la animación es de una fluidez y sobre todo una inventiva pocas veces vista, especialmente en estos tiempos donde el ordenador parece haberse convertido más en un lastre que en un apoyo, al normalizar y uniformizar el resultado animado para que se mantenga fiel a unos patrones determinados, mientras que en estos cortos tempranos la libertad es la norma, llegando incluso a poner en tela de juicio es control absoluto que se asocia a la animación, y que tan sospechoso parece a los críticos defensores de esencias eternas en la cinematografía.

Y es que Iwerks era un mago de la animación, siempre dispuestos a dar un paso adelante, a buscar nuevos caminos, a hallar formas de hacer nuevo lo siempre visto, a poner patas arriba nuestras percepciones asumidas. Basta ver la secuencia que incluyo arriba, donde los gatos, al descubrir el esqueleto, pierden su pelaje del susto e Iwerks es capaz de hacernos creer que está animando pelo por pelo, en la trayectoria que siguen por el aire.

Como siempre, les dejo con el corto, que lo disfruten. E intenten memorizar el nombre de Ub Iwerks, porque como bien decían en Cartoon Brew, sin él, Disney no hubiera pasado de ser una nota a pie de página en la historia de la animación,

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