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martes, 22 de marzo de 2011

The Friend of the Children






Había comentado ya como sigo prefiriendo la versión del 79 de Apocalipse Now a la Redux del 2000. Tras haber visto de nuevo la Redux, en la última edición que permite ver ambas y compararlas, mi juicio ha salido reforzado. En otras palabras, la versión del 79 muestra porqué Coppola en la década de los 70 era uno de los grandes y finales del siglo XX uno más del montón... o si lo prefieren sin ser tan extremista, el Apocalipse Now del 79 era una obra maestra, mientras que el Redux es solamente una gran película, ya que en el 79 Coppola supo cortar lo que sobraba, mientras que la Redux cayó en el error del principiante (y de casi todos los directores comerciales contemporáneos) que consiste en añadir todo el material rodado, sea bueno o no, venga a cuento o no.

Esa cualidad de obra maestra de la versión del 79 se debía principalmente a la atmósfera de pesadilla, de sueño absurdo provocado por las drogas que tenía la versión, ese lento camino hacia el horror y la locura del capitán Willard y los tripulantes de la lancha patrullera, que repetía la misma caída en el infierno del coronel Kurtz y al que sólo sobrevivían aquellos que acaban perdiendo la cordura o aceptaban ese horror en toda su amplitud.

La versión Redux, sin embargo, parece una película de VietNam más de aquellos tiempos. Mientras la original acababa por ascender a un plano abstracto, en el que era valida para cualquier guerra y cualquier tiempo y, como digo, dejaba de hablar de la guerra para enfrentarse a la pregunta de cual es la auténtica naturaleza humana; la versión Redux se reduce a una crítica de la intervención americana en el sudeste asiático, resaltando el absurdo de la política bélica de las diferentes administraciones estadounidenses fueran del color que fuera. Incluso, parte de la originalidad que sorprendió a los espectadores de aquel tiempo y que pronto la convirtió en mítica se ve atenuada en la versión Redux, al detectarse los prestamos e influencias de otras películas contemporáneas.

 Por otra parte, la comparación de la versión del 79 con la Redux, sirve de ejemplo magnífico para demostrar la importancia del montaje en la apreciación de una película, puesto que los añadidos no se limitan a completar/complementar la cinta original, sino que cambian completamente la visión y el significado de muchos personajes.

Por ejemplo, el Teniente Coronel Killgore en la versión del 79 aparecía como un antecedente de Kurtz, el Kurtz que trabajaba aún dentro del sistema y cuya locura y absurdo eran mantenidas dentro de unos límites por las riendas con las que le tenía atado el sistema. Además de esto y esencial al personaje, era el aura de poder y de miedo que le acompañaba. Todos en la película, incluso el capitán Willard, se sentían incómodos en su presencia, sabedores de que una explosión de ira podía condenarles, temor y respeto ante el ejercicio sin límites del poder, que era también una prefiguración del poder absoluto sobre vida y muerte del que disfrutaba el Kurtz escondido en las junglas de Camboya. Por el contrario, el Killgore de la versión Redux, es un personaje cómico, del cual se puede reír cualquiera y que se convierte en un medio para relajar la tensión, destruyendo por completo la atmósfera conseguida en una de las escenas míticas del cine (sí, esa, la de las Valkirias).

Esa comicidad de Kurtz, que es puesto en ridículo por Willard y los tripulantes de la patrullera, introduce otro de lo cambios esenciales entre las versiones. En la de 1979, Willard está doblemente aislado, de la gente que dejó en casa y de sus compañeros en esta misión. Este aislamiento es producto de la misión que tiene entre manos y de su entrenamiento para las fuerzas especiales, pero sobre todo, es un indicio de su creciente desengaño y desencanto con el conflicto y con el ser humano, nuevamente adelantando la postura filosófica de un Kurtz situado más allá del bien y del mal, ajeno a todos los conflictos humanos. En la versión Redux, no obstante, Willard y los tripulantes son coleguillas que van de buen rollito, lo que en mi opinión rebaja el dramatismo de la cinta, y abarata su mensaje.

No obstante, el principal cambio es en la figura del coronel Kurtz. En la cinta original era la encarnación del mal perfecto, ese que anida en cada uno de nosotros y al cual la locura, la estupidez de la guerra permite manifestarse, enseñoreándose del mundo. Gran parte de sus parlamentos, aquellos que habrán del hombre moral, amante de su mujer y sus hijos, pero capaz de realizar los mayores actos de crueldad sin plantearse la validez de las ordenes recibidas, no habrían desentonado en boca de uno de los jerarcas nazis encargados del exterminio judío en la segunda guerra mundial. Por el contrario, en la versión redux basta una sola, escena, la arriba ilustrada, para destruir al personaje y convertirlo en un remedo de sí mismo, al presentarlo como una especie de rebelde justiciero, enfrentado a la política de su gobierno, y amante de los niños.

Todo lo contrario de lo que nos habían estado contando las tres horas anteriores y una traición a un personaje mítico en la historia del cine.


Y por favor, no me hagan hablar de la escena de las Bunnies, embarrancadas y embarradas en un campamento perdido, o de la absurda e inverosímil plantación francesa, porque cuanto menos se hable de ese horror, mejor

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