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domingo, 21 de septiembre de 2008
Devolve
Quizás baste la secuencia de arriba como muestra de la pericia técnica que se aprecia los cortos de Tom y Jerry realizados por William Hanna y Joseph Barbera para la Metro en los años cuarenta del siglo XX. En sí, la secuencia no tiene nada de especial, Jerry ha caído en un bote de harina y, asustado por su propio reflejo en un recipiente de metal, huye a esconderse en su agujero, excepto que los creadores han tenido la genialidad no ya de representar la nube que va dejando tras de sí, sino como el polvo cae y se deposita en el suelo, marcando el camino de huida de Jerry.
Son estos detalles los que muestran a un animador de raza, o mejor dicho, a aquel de mirada atenta a lo que ocurre en el mundo, y de memoria no menos certera para luego reproducirlo en el celuloide.
Tengo que decir que entre mis recuerdos infantiles no está Tom y Jerry (ni el de muchas obras juveniles sobre los que luego adulto olvidadizos escriben columnas enteras, como es el caso de Peter Pan), lo cual no es de extrañar, puesto que todos estos cortos, que ahora sólo se piensan sólo para niños y a los que se les corta todo lo que pudiera escandalizar a sus mentes infantiles, o más bien a sus progenitores, estaban pensados inicialmente para adultos y se proyectaban antes de las obras serias de la productora de turno, dándose el caso de que algunos de estos cortos tenían más presupuesto y lograban mejores resultados artísticos que esas otras obras mayores, y por supuesto explica las altas dosis de violencia y sexualidad (sí, sexualidad) que se pueden encontrar en estos cortos para niños.
Por esta razón, puede decirse que ahora (mejor dicho, hoy) a mi edad madura he descubierto a Tom y Jerry... y ha sido un auténtico descubrimiento que justifica plenamente tanto la fama de los personajes como la de sus dos creadores, los archifamosos Hanna y Barbera.
Evidentemente, con una anécdota argumental tan pequeña, la del gato y el ratón que se dedican a hacerse perrerías mutuamente, hubiera sido sencillísimo haber realizado un par de buenos cortos y enseguida haber caído en la rutina y en la repetición. Sin embargo, Hanna y Barbera son unos autores cómicos natos y saben que uno de los recursos más poderosos es la anticipación, el permitir que el público intuya que algo va a ocurrir y mantenerlo en tensión alargando el tiempo, mientras intenta adivinarlo, de manera que cuando estalla, las carcajadas están garantizadas.
Una jugada que exige un uso maestro del tiempo, junto con lo que se muestra y no se muestra en pantalla, como en esta secuencia, donde Tom ha quedado atrapado y Jerry se dispone a hacérselas pagar todas con creces...
...para que sea sólo en el último plano cuando se nos descubre el trayecto de obstáculos que le espera a Tom.
Queda un aspecto más que añadir, y que es irreproducible con simples capturas. Al tratarse de cortos con animación completa, es posible jugar con las expresiones de los personajes, acentuarlos según sea requerido, mostrar lo que están pensando sin necesidad de líneas de diálogo, algo que, nuevamente, Hanna/Barbera saben utilizar a la perfección especialmente en unos cortos completamente mudos, si exceptuamos a la oronda Mammy que tiene que sufrir sus travesuras.
Y ahora viene la explicación del devolve del título. Porque tenemos por un lado a una de las cumbres de la animación del siglo XX, la serie de Tom y Jerry, y a unos animadores Hanna/Barbera que supieron utilizar los recursos de ese arte para crear un mito, a la altura de Disney, la Warner o los Fleischer; pero, por otro lado, tenemos a los fundadores de un estudio, Hanna-Barnera que año tras año fueron bajando la calidad de sus productos, tanto visual como narrativamente, hasta dejarlos simplemente en figuras estáticas sobre fondos genéricos, y convertirse en el prototipo de lo que no debe hacerse nunca en animación y los causantes, para muchos, de la decadencia y casi muerte, de 1960 para acá, de la animación norteamericana.
Terrible paradoja. Terrible herencia también, ese tránsito del Olimpo al Infierno.
Nota: Al hilo de los comentarios, no he podido evitar añadir el intro de la serie Top Cat de 1961 (que yo vería hacia 1973/4 cuando volvia del colegio y se convirtió en uno de mis primeros idolos infantiles, porque ese gato sabía como vivir la vida). Es triste comprobar como la maestría de Tom y Jerry, ese saber describir un personajes por su body language se mantiene aún, pero como se va filtrando poco a poco ese abaratamiento, signo de la decadencia de la animación clásica americana.
sin embargo en los 60 llegaron The Flinstons, precursores de los Simpsons... y mucho del comic underground de los 60, tiene un sospechoso parecido a los diseños de Hanna y Barbera... incluso hoy, cuando se mira en el humor politico se ve esa reminiscencia del pasado...
ResponderEliminarCierto que en los últimos 50 y principios de los 60, se las arreglaron para crear otros de los mitos del siglo XX, los Flintstones que tú nombras, Yogi Bear, Top Cat, The Jetsons, etc, etc, y en ésas series, a pesar del exiguo presupuesto de la TV se las arreglaron para tener productos más que dignos y adultos... entre otras cosas por contar con un gran equipo de guionistas y unos actores de doblaje notables.
ResponderEliminarPero no es menos cierto que su devolución fue en el sentido de hacer cada vez una animación más barata y más insulsa, repitiéndose una y otra vez en productos de peor calidad, e inaugurando esas modas nefastas de los crossovers, las actualizaciones y demás (uno recuerda cosas como Yogui en el espacio, los jóvenes picapiedra o engendros similares), de manera que la animación adulta en los cines de la época dorada se convirtió en la animación infantil de los sábados por la mañana, sin contar con que gran parte de las técnicas y usos se perdieron y hubo que reinventarlas.
No es de extrañar el triunfo actual de la 3D frente a una 2D desacreditada.
Todo lo contrario de la animación japonesa que ha ido de menos a más, basta comparar la calidad de animación de una serie como Macross, con la de su último spinoff, Macross Frontier (aunque en trama Macross siga siendo insuperable)
"Los Picapiedra" cambiaron la riqueza visual por un guión decentemente trabajado, dadas las limitaciones de presupuesto para repetir el detalle y el mimo por la animación mostrados en "Tom & Jerry". Pero Hanna Barbera se topó también con otros dos éxitos medianos que embotaron su creatividad y automatizaron su arte:
ResponderEliminar- primero "Huckleberry Hound", el perro insulso padre de una veintena de animales igualmente insulsos y parlanchines, cada uno con su propia serie pobre en animación y con un guión escasamente elaborado que convierte a los Teletubbies en Hamlet.
- luego, otro perro "Scooby Doo" con una banda de muchachos resuelve misterios, que dio origen a una docena de series iguales "pandilla a-go-go con mascota especial".
La animación norteamericana siguió la senda de HB, hasta finales de los 90s, en que sufrió el shock de la animación japonesa y se volvió un tributario y a veces sombra de de dicho estilo. Disney es otra historia, pero en resumen, lo que le sobraba en calidad técnica, le faltaba en dramaturgia y creatividad.