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domingo, 27 de mayo de 2018

La lista de Beltesassar (CCVI): Rhytmus 23 (Ritmo 23, 1923) Hans Richter


























Como todos los domingos, continúo con mi revisión de la lista de cortos animados realizada por el misterioso profesor Beltesassar. Esta vez ha llegado el turno de Rythmus 23 (Ritmo 23), corto abstracto realizado  en 1923 por Hans Richter, artista de vanguardia al que se suele encuadrar en el Dadaísmo/Surrealismo.

Este corto obliga a abordar un doble problema: el de los orígenes de la animación abstracta y el de las relaciones de la animación con las vanguardias abstractas. En lo que se refiere al primer punto, los primeros años de la década de 1920 presenciaron el trasvase de la abstracción pictórica hacia un nuevo formato, el del cine, obrado de forma casi simultánea por tres artistas, los alemanes Richter y Ruthmann, y el sueco Eggeling. Un tránsito sorprendente por su carácter temprano, ya que el nacimiento de la animación tuvo lugar apenas una década antes, si se acepta Fantasmagorie (1908) de Emile Cohl, como el primer corto animado. Irrupción de la vanguardia aún más inesperado, puesto que si se investiga un poco, se descubrirá que los cortos de los artistas citados son sólo los más antiguos que se conservan. Existen datos que apuntan a unos primeros intentos en ese sentido antes de la primera guerra mundial, como extensión de la práxis Futurista. Tal sería el caso de los experimentos del italiano Arnaldo Ginna, desgraciadamente perdidos.

Si se dejan a un lado estos primeros intentos perdidos, la cuestión de la primacía no se aclara. Tanto Hans Richter como su compatriota Ruthmann conciben y estrenan sus primeros cortos experimentales en 1921, sin que sea posible determinar, en particular en el caso de Richter, tan dado a reinventar su biografía, quién comenzó antes su trabajo o si pudo haber influencia entre ambos, ya sea mutua o unilateral. No obstante, de la visión de los mismos es evidente que ambos artistas habitan en universos estéticos completamente separados. Ruthmann va a intentar, desde un principio, combinar la imagen con la música e introducir el color para conseguir auténticos arabescos en movimiento,  la famosa música visible, prefigurando así la obra de su compatriota Fischinger. Richter, por el contrario, es mucho más cerebral, frío, enclaustrado en el formalismo, de manera que sus cortos parecen limitarse a la alternación de formas geométricas y al contraste entre luz y obscuridad. Sólo tímidamente, como en este Ryhmus 23, comienzan a aparecer las diagonales, así como la metamorfosis de unas formas en otras. Al estilo, podría decirse, de Ruthmann.

Sin embargo, a pesar de formar parte del acervo de las vanguardias, la repercusión de estos cortos ha sido mínima, fuera de la influencia en posteriores animadores abstractos. El cine, como sabemos, siguió otros derroteros, expulsando de su seno todas estas formas limítrofes y periféricas. Todo, en general, que no fuera narrativa en imágenes. Por otra parte, la tosquedad que puede observarse en estos primeros intentos abstractos, especial en los de Richter, no fue corregida por un pulido posterior. La abstracción fue una breve etapa pasajera en la obra de ambos artistas. Ruthmann pasaría a dedicarse al documental, en la forma de Sinfonías Ciudadanas, mientras que Richter se convertiría en un francotirador de la vanguardia, cuya obra cinematográfica aparecía y desaparecía, se interrumpía durante décadas enteras, sin llegar a tener una clara unidad o continuidad. Unas veces siendo dadaísta, otras surrealista, otras mero documental/ensayo visual. 

Esas interrupciones y bruscos cambios de trayectoria lastran, en mi opinión, la obra de Richter. Es autor de varias obras esenciales, hitos en la historia del cine experimental, que incluso tienen carácter fundacional, como estos cortos abstractos, pero que dan también la impresión de no estar completamente logradas, pulidas y acabadas. De ser ensayos generales para una obra posterior que nunca llegó a cuajar. Así, en lo que se refiere a la abstracción, resulta más convincente la producción de un Ruthman, quien a pesar de compartir con Richter su condición de pionero,  parece apuntar ya hacia el futuro, señalando a nuevos caminos que explorar. Sin que sus cortos queden reducidos a intentos, borradores y ensayos, sino alcanzando ya, en esa fecha tan temprana, una clara perfección.

No les entretengo más. Como siempre, les dejo aquí el corto. Primera muestra, algo fallida y torpe, de una vía intermitente en la historia de la animación, pero que ha sido cultivada por personalidades de primerísima fila. A quienes debemos bastantes obras maestras, desgraciadamente olvidadas.


Hans Richter - Rhythmus 23 (c1923) from Avant-Garde Cinema on Vimeo.

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