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domingo, 17 de diciembre de 2017

La lista de Beltesassar (CXCVII): Burn-E (2008) Angus MacLane

























Como todos los domingos, continúo con mi revisión de la lista de cortos animados realizada por el misterioso profesor Beltesassar. Esta vez ha llegado el turno de Burn-E , corto  realizado en 2008 por Angus MacLane para la Pixar.

Creo que ya sabrán de sobra mis reparos sobre la producción de cortos de la Pixar. Con independencia de su calidad técnica, indudable y merecedora de elogios, sus historias se dividen en dos tipos, igual de prescindibles. Por un lado, los cortos que se conciben como apéndice de sus largos, ininteligibles fuera de ellos, construidos expresamente como nueva fuente de ingresos para la compañía. Por otro, los que intentan adaptar historias originales, pero que siempre remiten a un modelo pasado, la Warner o la supuesta poesía visual europea, sin llegar a elevarse por encima de ellos. Meros torpes remedos, sin energía ni vitalidad. Anticuados ya desde su concepción.

Burn-E pertenece al primer tipo. Parte de uno de los grandes éxitos de Pixar, Wall-E (2008, Andrew Stanton), película que se proponía como relato de denuncia ecológica, pero que no pasaba de la consabida historia de amor, ésa en la que los amantes deben superar todo tipo de dificultades para consumar su relación. Un género que existe desde hace por los menos dos mil años, desde las novelas bizantinas griegas y romanas, y cuya única novedad, en esta ocasión, es que los amantes son dos seres cibernéticos. Y que está hecha en 3-D, obviamente.

Con esta introducción supongo que estarán esperando que fulmine a Burn-E. Pues se van a llevar una sorpresa, casi del mismo calibre de la que me llevé yo. Contra todo pronóstico, Burn-E es uno de los pocos cortos de Pixar que es divertido y gracioso. De una forma genuina, a pesar de que su historia es archiconocida y previsible. De hecho, lo que impide que este corto se eleve a la categoría de notable es precisamente su dependencia de Wall-E. Para que se entienda la peripecia, los creadores del corto han tenido que insertar, aquí y allá, escenas de la obra original. Una cortesía que es de agradecer, pero que sólo funciona si se ha visto previamente el largo del que proceden. Si no, la confusión es mayúscula. 

Sin embargo, el corto funciona. Es más funcionaría incluso sin los añadidos, como la historia de un robot al que múltiples accidentes impiden realizar su misión. Argumento que no es nuevo, recuérdese la serie Goofy de Disney en la década de 1940, pero sobre el que radica el éxito del corto, ya que el espectador se ve identificado con las desgracias del robot, que aunque ser mecánico, sufre de la misma manera que cualquier persona normal. Viendo con impotencia, simplemente, como su trabajo cotidiano es descarrillado por accidentes estúpidos sobre los que no tiene control, pero cuyo origen no le evita la censura y la humillación por parte de sus superiores directos. Tan pelagatos como él, ya que los auténticos mandamases están muy, muy por encima, ocupados en tareas que no puede ni concebir y para los que la suya es tan ínfima, tan irrelevante, que bien se podría prescindir de ella en cualquier momento.

No les entretengo más. Como siempre les dejo aquí el corto. Denle una oportunidad, ya que se trata de un corto Pixar que realmente es gracioso. Cosa rara donde las haya.

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