Como todos los domingos, continúo con mi revisión de la lista de cortos animados realizada por el misterioso profesor Beltesassar. Esta vez ha llegado el turno de Presto corto realizado en 2008 por el animador americano Doug Sweetland para la Pixar.
Les confieso, sino lo saben ya, que siento un cierto resquemor ante la producción de la Pixar. Aún no me he atrevido a ver sus largos, a pesar de lo mucho que les ponen por las nubes. Me pasa igual que con Godard o Mozart, aunque estos autores pertenezcan a otros ámbito y artes. Veo que despiertan tantas admiraciones rendidas, rayanas en auténtica fe religiosa, que me da mucha pereza ponerme a ver o escuchar sus obras. Temo que mis prejuicios me lleven a odiarlos, impidiéndome así apreciar sus bondades y virtudes.
Volviendo a Pixar, sí que he visto sus cortos y les debo decir que me han defraudado bastante. Dado que la 3D, hasta prácticamente esta década, ha sido una rama de la animación en constante desarrollo y perfeccionamento, muchos de los cortos de Pixar no pasan de ser una demo de los últimos avances técnicos. Su gracia se reduce a ese famoso "ahora animamos millones de pelos más". Otros no son sino apéndices a los largos, sin sentido fuera de la película a la que acompañan, mientras que la mayor parte de los originales son de humor bastante forzado, que intenta imitar la locura visual de la Warner o de Avery, sin pasar nunca de remedo fallido.
Los mejores, curiosamente, son los primeros, donde la propia imperfección de la técnica les ha dotado de una patina que nos separa ya de ellos, los aleja de nuestro tiempo y nos permite verlos con el cariño de lo que fue. Sin contar que esa misma tosquedad obligaba a dotar el corto de gracia narrativa y chistes de verdad graciosos, sin confiar que la prestidigitación técnica mantendría embobado al público. Los menos, al fin, están tan apartados de la producción principal de la compañía que permiten a los animadores seguir otros caminos, incluso una 2D que parece fuera de lugar en Pixar, pero que por eso mismo resulta aún más atractiva.
Pues bien, Presto no pertenece a estas categorías, sino a las anteriores, las malas. Es un corto de brillante factura, pero desgraciadamente tiene el mismo defecto que la inmensa mayoría de los cortos de Disney de casi cualquier época: No es gracioso. Intenta, como les decía, ser Avery o Jones, tomando la expresividad en la actuación de éste y la locura visual de aquél, pero se le nota la maquinaria. Lo que ocurre en él esta demasiado planificado y pensado, lo hemos visto tantas veces en los maestros que cita, que no supone ninguna sorpresa. Es una locura sensata, que jamás se permite despeinarse, mucho menos el arrebato.
Un corto en fin, que deja demasiado a las claras su intención comercial. Que mira a un pasado glorioso, el de la animación americana de los años 30 a 50, pero cuya vitalidad se extinguió en 1960. Esa manera ha muerto, definitivamente, y es inútil intentar resucitarla. Ya lo intentaron creadores mucho mejores, Bakshi, Kricfalusi, el mismo Jones, para fracasar completamente. Desgraciada o afortunadamente, los tiempos y las apetencias del público son muy otras.
No les entretengo más. Como siempre, les dejo aquí el corto. Obra ambiciosa, de gran éxito de público, pero en mi opinión fallida y prescindible. Una auténtica lástima.
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