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domingo, 24 de septiembre de 2017

La lista de Beltesassar (CLXXXVII): Les passagers de la Grand Ourse (Los pasageros de la Gran Ourse, 1939-1941) Paul Grimaul





































Como todos los domingos, continúo con mi revisión de la lista de cortos animados realizada por el misterioso profesor Beltesassar. Esta vez ha llegado el turno de Les passagers de La Grand Ourse (Los pasajeros de la Grand Ourse), corto inacabado realizado de 1939 a 194 por el animador francés Paul Grimault.

Grimault está considerado como uno de los  grandes de la animación. Por esa razón, no es de extrañar que uno de sus cortos, Le petit Soldat (El Pequeño soldado, 1947), ya comentado en otra ocasión, ocupe un puesto de honor en la lista recopilada por el festival de Annecy. Sin embargo, cuando reviso la obra de este animador fundamental siempre me queda una impresión de fracaso, de imperfección e impotencia, de no haber llegado a desarrollarse por completo, de no haber podido culminar. El mejor ejemplo, para mal, es su único largo, Le Roi y le Oiseau (El rey y el pájaro), que tardó en completarse treinta años, de 1950 a 1980, tras una larga serie de peripecias. Éstas incluyeron la pérdida de los derechos sobre el material original, estrenado incompleto sin la participación de Grimault, a lo que siguió una larga batalla legal por recuperarlos, para así poder completar la película tal y como la quería el artista.

Ese largo hiato, como en ejemplos similares, creo que dañó gravemente el resultado final, acúmulo de diversas técnicas y estados de ánimo, no siempre bien conjuntados. Sin embargo, mis reservas hacia la obra de Grimault no son específicas a su obra y su trayectoria. Creo que afectan a toda la animación europea de 1930 a 1950, hasta la eclosión de la modernidad en los países del este hacia 1960, como viene a demostrar el caso de Fischerkössen en Alemania o de Escobar en España. En toda Europa, la evolución de la animación se quebró y fustró, de manera que en los 50 no existían industrias animadas dignas de mención, mientras que la apreciación de esta forma se hallaba en mínimos históricos.

Las razones de esta decadencia son múltiples. Primero, por supuesto, la guerra mundial, que desorganizo y desbarató la evolución lógica de la industria cinematográfica europea. Se puede argumentar, no obstante, que estas industrias nacionales, mal que bien, pervivieron tras el conflicto e incluso en en algún caso, como el neorrealismo o el cine japonés, asombraron al mundo.  Por desgracia, éste no es fue el caso de la producción animada. Las industrias animadas estaban en germen, promovidas por figuras aisladas, Grimault, Fischerkössen, Escobar, cuya evolución se vio parada en seco por el conflicto. Eran, por tanto, frágiles, expuestas a perecer ante el menor contratiempo.  Asímismo, por ese mismo carácter de semilla que no llegó a germinar, la animación de esos años tiene un carácter de primitiva que no se aprecia en la animación americana contemporánea, de la que en demasiadas ocasiones no es sino una copia. No es de extrañar que, por tanto, se ganase el desprecio de la crítica europea de postguerra, que en su variante vanguardista francesa declaró que la animación era el anti-cine, menosprecio y desprecio que sigue aún bien vigente.

En resumen, que a pesar de toda la fluidez de su animación o de la imaginación que derrochan en representar el movimiento, los cortos europeos de esa época, salvo excepciones, me resultan insatisfactorios. Se quedan en meros ejercicios de estilo, en ensayos para una perfección que nunca se alcanzó, construidos sobre un material narrativo francamente deleznable. O, en los mejores casos, anticuados, infantiles y simplones. Lástima que esa perfección en ciernes sea lo único que nos haya quedado de talentos inmensos como el de Grimault, de quien sólo podemos imaginar - y lamentar - lo que hubiera conseguido en un ambiente más favorable.

No les entretengo más. Les dejo aquí el corto. Sean comprensivos y tolerantes con él, piensen en las muchas dificultades con las que tuvo que enfrentarse en su creación, para así olvidar sus muchos defectos y torpezas. Así, sólo así, podrán disfrutarlo como se merece.

Les passagers de La Grande Ourse (1943) from E. A. Albedo (N+2) on Vimeo.

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