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domingo, 17 de septiembre de 2017

La lista de Beltesassar (CLXXXVI): Princes et Princesses (Príncipes y princesas, 2000) Michel Ocelot



















Como todos los domingos, continúo con mi revisión de la lista de cortos animados realizada por el misterioso profesor Beltesassar. Esta vez ha llegado el turno de Princes et Princesses (Príncipes y princesas), colección de cortos realizada en 2000 por el animador francés Michel Ocelot.

Ocelot se hizo famoso con Kirikou et la sorcière (Kirikou y la bruja, 1998), película de gran belleza visual que adaptaba antiguas leyendas africanas. Por otra parte, Ocelot es autor de un corto fundamental en la historia de la animación, Le trois inventeurs (Los tres inventores, 1980), que ya les comenté en su momento, dentro de la lista de 100 cortos esenciales recopilada por el festival de Annecy en 2006. Esta última obra es relevante por que su técnica es la misma que Princes et Princeses, la animación de siluetas que Lotte Reiniger llevó a su primera cumbre con Die Abenteuer des Prinzen Achmeds (Las aventuras del príncipe Achmed, 1926).

Esa técnica no puede ser, en apariencia, más primitiva y torpe, ya que utiliza simples recortes opacos que se mueven sobre una superficie iluminada desde detrás. Sin embargo, en manos de alguien con imaginación, como Reiniger y Ocelot, puede llegar a resultados verdaderamente fascinantes, los más apropiados para plasmar la magia del cuento de hadas. No ya porque ese recorte se puede complicar y refinar hasta que la propia silueta sea una obra de arte en sí misma, sino porque la imaginación del animador puede llegar a conseguir imposibles. Por ejemplo, que la propia destrucción de la marioneta ante la cámara sirva para mostrar como el personaje se sumerge en el agua, caso de Reiniger, o que la intervención del artista sirva para mostrarnos el artificio del tinglado sobre el que se trabaja, caso de Ocelot.

En Princes et Princesses, no obstante, se nota demasiado su origen televisivo y lo restringido de su presupuesto. Las audacias no son tanto estéticas - o técnicas - sino más bien conceptuales. En los seis cortos que componen la colección, Ocelot intenta insuflar nueva vida en estos cuentos inmemoriales, que nuestra sociedad ha empezado incluso a atacar por razones bastante mezquinas. La idea del animador es convertirlos en experiencias participativas, donde los protagonistas, dos niños de nuestro tiempo, se convierten en protagonistas de las historias que se narran, tras haber elegido mediante un ordenador vestuario e incluso decorados.

El experimento, en mi opinión, funciona a medias. No tanto porque la creatividad de Ocelot se vea limitada por el presupuesto, obligando a los cortos a depender en demasía de los diálogos, sino porque el formato televisivo le obliga a suavizar las conclusiones de los cuentos, en un paso más de esa evolución cultural que les ha arrebatado toda su crudeza y atractivo original. Aún así, a pesar de sus defectos, merece la pena ver la colección de cuentos. Sólo por disfrutar de esa técnica de animación de siluetas tan poco usada, pero tan lucida y maravillosa.

No les entretengo más. Desgraciadamente no he conseguido una versión subtitulada en alguna lengua más o menos inteligible - los originales en francés sí que se pueden encontrar fácilmente -, así que pegaré solamente el anuncio del film, para que al menos puedan hacerse una idea

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