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domingo, 2 de octubre de 2016

La lista de Beltesassar (CXLV): Kot i Kloun (1988) Natalia Golovanova














Como todos los domingos, continúo mi con revisión de la lista de cortos animados realizada por el misterioso profesor Beltesassar. Esta vez ha llegado el turno de Kot i Kloun (El gato y el payaso),  realizado en 1988 por  la animadora rusa Natalia Golovanova para Soyuzmultifilms

En la memoria de todo aficionado a la animación que tenga cierta edad, la procedente de los antiguos países del bloque comunista en el periodo 1960-1990 guarda un lugar especial. Sabíamos que esos cortos iban a ser distintos, algunos de una seriedad opuesta a la comedia ligera de los productos americanos; otros casi indescifrables, repletos de símbolos y guiños que se nos escapaban por completo, pero que los hacían aún más atractivos. Cada uno de ellos, con una animación que destacaba por sus pretensiones artísticas - en el mejor sentido de esa definición - y su pericia técnica. Ejemplos, en definitiva, de audacia y libertad creativa.

Esa veneración tenía mucho de espejismo. En esos sistemas totalitarios, donde la financiación era estatal, los organismos del partido examinaban con especial cuidado cualquier producto artístico que creasen los estudios nacionales, en busca de cualquier posible desviación y disidencia. Todos  creador de primera categoría, de Norstein a Svankmajer, de Trnka a Lenica, de Borowczyk a Jankovick, debían caminar por un estrecho filo, en que cualquier error podía acarrear represalias, la prohibición, temporal o definitiva, de trabajar, incluso el fin de una carrera artística. No es que los años anteriores o posteriores fueran mejores. Antes de 1950 la paranoia estalinista sólo permitía animación al estilo Disney, completamente inócua e intrasdencente. Después, el derrumbamiento del sistema soviético dejo la animación en manos del mercado, llevándola casi a la muerte, fuera de algunas personalidades aisladas.

Kot i Kloun es un corto de la última época de gloria de Soyuzmultifilms, justo antes de la catástrofe de 1991, y es importante por dos razones. La primera, por haber sido realizado por Natalia Golovanova, una de tantas mujeres que formaron parte de ese estudio y cuya labor se suele olvidar, oculta tras los nombres de sus colegas masculinos. Así ocurre, por ejemplo, con la mujer de Yuri Norstein,  Francheska Yarbusova, quien se ocupa de crear los complejos diseños imaginados por su marido. Por otra parte, Kot i Kloun constituye un auténtico tour de force animado, puesto que ha sido animado prácticamente en unos y además con cámara móvil. Esto obliga a dibujar cada uno de los personajes en cada fotograma - normalmente sólo se realiza cada dos -, y además en posiciones, tamaños y perspectivas distintas, con lo que las referencias entre ellos se pierden y difumina, haciendo más difícil la detección y corrección de errores.

El resultado es un corto sin narración, más allá del leve relato de la esclavitud artística al que un payaso somete al gato que se encuentra en la calle, pero donde lo visto se muestra en continua, compleja e inacabable transformación visual. De nuevo nos volvemos a encontrar con otra de las esencias de la animación, llevada aquí a su extremo lógico: al ser algo dibujado, la animación permite romper las reglas del mundo real, transformar todo en todo sin que nos parezca exagerado, imposible o inverosímil.

No les entretengo más. Como siempre les dejo aquí el corto, ejemplo perfecto de tres triunfos de la animación. La grandeza de la escuela rusa, la presencia constante de la mujer como motor creativo de esa forma y, por último, su capacidad para tornar verosímil lo imposible.


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