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domingo, 14 de febrero de 2016

La lista de Beltesassar (CXXIV): Bolero (1992) Iván Maximov



















Como todos los domingos, continúo mi con revisión de la lista de cortos animados realizada por el misterioso profesor Beltesassar. Esta vez ha llegado el turno de Bolero, corto realizado en 1992 por el animador ruso Iván Maximov.

Si son aficionados a la animación - o simplemente siguen estas notas - sabrán que desde 1960 en adelante la animación soviética, y en general la de los países del este, se convirtió en uno de los impulsores principales de esa forma, en su versión experimental y vanguardista. Como también les he dicho en múltiples ocasiones, esta prevalencia de lo no comercial en la animación de los países del este se hizo prácticamente  a contrapelo, a pesar de la censura, de represalias y prohibiciones, o de los muchos exilios internos y externos que aquejaron a los creadores de ese ámbito geográfico. Para aumentar la paradoja anterior, la caída del comunismo y la llegada de las libertades de tipo occidental supuso un duro golpe para el rigor y la audacia de esas escuelas de animación. Porque ya saben, el capitalismo no se caracteriza por promover manifestaciones estéticas minoritarias, y en general, sólo le interesa lo que produce montañas de dinero, que evidentemente no es el caso.

Sin embargo, durante las décadas a ambos lados del cambio de siglo, la animación rusa siguió bien viva, sin querer rendirse ante las circunstancias. A esto ayudó que muchos creadores educados en el estilo precente continuaron con su obra, así como la fundación de estudios privados que substituyeron a los estatales, como fue el caso de Pilot. Este último estudio, dirigido por Alexander Tatarski, se convirtió en un vivero de talentos jóvenes, entre los que figuraron nombres tan importantes como Igor Kovalyov, Mihail Aldashin, Konstantin Bronzit, o quien nos ocupa hoy, Ivan Maximov.

El estilo de Maximov se caracterizar por crear mundos imposibles, habitados por criaturas también inverosímiles que se enfrascan en la repetición obsesiva de acciones rituales sin sentido aparente alguno. Sus cortos - al menos los primeros - son así de una radical experimentación, que sin embargo está exenta de un lastrante exceso de seriedad, pretensiones, simbolismo o cripticismo. De hecho, tanto Bolero como 5/4, corto un poco anterior, son realmente ejercicios de comicidad, donde el absurdo de lo que estamos viendo está orientado a provocar la sorpresa y la sonrisa en el espectador, quien se ve fascinado por lo que simplemente por desconocer qué va a ocurrir a continuación, si es que acaso sucede algo, y se ve a impelido a intentar predecirlo... para luego reírse complacido al descubrir que no ha acertado de ninguna manera.

Esta sana renuncia a una profundidad pesada y pretenciosa, se acentúa por la utilización de bandas sonoras - en este caso el Bolero de Ravel - de las que el corto no es tanto una ilustración como un comentario jocoso. Así, Bolero subraya en imágenes el carácter obsesivo de esa pieza musical, un único tema repetido durante veinte minutos, que se ve traducido en el corto por un personaje que camina incesablemente en círculos; pero a su vez remedando los sutiles cambios, apenas perceptibles, con lo que Ravel va transformando el material de partida. Estas modificaciones musicales se traducen en el corto de Maximov en guiños visuales con la categoría de chistes, bromas en imágenes que son el correlato de las bromas sonoras de Ravel.

No le entretengo más. Como siempre, aquí les adjunto el corto. Otra prueba más de los muchos caminos que la animación puede y debe recorrer  así como de la urgencia, tanto para creadores como espectadores, de no limitarse a los más concurridos.


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