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domingo, 18 de octubre de 2015

La Lista de Beltesassar (CXII):Overtime (2004) Atlan/Bernaud/Ferrie






















Como todos los domingos continúo mi con revisión de la lista de cortos animados realizada por el misterioso profesor Beltesassar. Esta vez ha llegado el turno a Overtime (Horas extras), corto realizado en 2004 como ejercicio fin de carrera por los estudiantes Oury Atlan, Thibaut Berland y Damien Ferrié.

Como sabrán de otras entradas, tengo muchos peros hacia este subgenero oficioso de la animación. Los films de estudiantes suelen ser excepciones sin continuidad, donde se mezclan las inclinaciones embrionarias de los estudiantes con las directrices, simpatías y antipatías de sus profesores. Por esta razón, aún más en aquellos cortos realizados en colaboración entre varios estudiantes, el resultado suele ser incoherente y desequilibrado, una acumulación mal ensamblada de ideas felices junto a otras que no lo son tanto, sin que ninguna de ellas llegue a desarrollarse en plenitud, ni entonces ni después. Éste último punto es el peor de todos, ya que si es normal y disculpable que los primeros pasos de un creador sean titubeantes, muy pocos de los participantes en estas obras-tesina tendrán la oportunidad de seguir una carrera en solitario donde afianzar su arte, quedando estos cortos imperfectos como su mayor logro.

Overtime, a pesar de ser un film producto de la colaboración entre estudiantes, se las arregla para sortear todos estos escollos. Construido como homenaje tardío a la figura de Jim Henson, el corto narra los esfuerzos de los muñecos de un marionetista por mantener la ficción de que su creador sigue vivo, tras encontrarlo muerto en su estudio. Como otras obras de esta época de transición hacia la hegemonía del ordenador. Overtime utiliza los últimos avances técnicos para simular un tiempo ya pasado: el de las muñecos manipuladas por marionetistas, en este caso reproducidas/revividas por medios digitales, hasta el punto de remedar los tics, las imperfecciones y las limitaciones típicas del teatro de marionetas.

La importancia de Overtime no se reduce a este mero reto técnico, notable ya por si sólo. Lo destacado del corto es la elegancia y soltura con que ha sido planeado y construido. Rodado en un sobrio blanco y negro, que contribuye a ocultar los defectos de unos CGIs aún imperfectos en ese tiempo, el corto avanza con un ligero ralentí, que contribuye a aumentar su tono elegiaco, así como a permitir que nos aconstumbremos a su inverosimilitud. Este ritmo lento y pausado, propio de marcha fúnebre, de duelo contenido, se completa asímismo con unos suaves fundidos en negro, que permiten transitar de manera delicada entre los diferentes escenarios y situaciones, además de esconder y escamotear aquellos elementos discordantes que podrían romper la ilusión del corto.

El resultado es una obra de gran resonancia y poder emocional, pero nunca sensiblera, que contrapone los inútiles esfuerzos de los muñecos por continuar la vida cotidiano de y con su creador, contra la realidad insoslayable de su desaparición definitiva. Un corto, en definitiva, que parece firmado por un creador de más edad y larga experiencia, no por un grupo de estudiantes como ejercicio fin de carrera.

No les entretengo más. Aquí les pego el corto. Disfrútenlo, porque lo merece.



OverTime por sabotage

2 comentarios:

  1. De los pocos cortos de supinfocom que para mí se salvan, por las razones que explicas perfectamente en el segundo párrafo. Creo que hay un estudio, sin embargo, que puede salirse un poco de la norma de típico corto-de-escuela-de-animación-dirigido-por-varios-alumnos: gobelins. Cada año sacan un chorro de cortos de una calidad visual y una animación impecables (teniendo en cuenta sus características) lo que sumado a la variedad de estilos me hace preguntarme cuál es el grado de implicación de profesores y alumnos en dichos cortos. Estaría bien conocer los métodos de trabajo de dicha escuela, desde luego.

    https://vimeo.com/gobelinspro/videos

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  2. Muy cierto lo de Gobelins.

    Me pregunto si no utilizarán el método Zagreb, de dar libertad (casi) completa a sus creadores.

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