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domingo, 3 de agosto de 2014

The Beltesassar List (LV): Wunderwek (2002) Michael Sieber































Como todos los domingos, continúo mi con revisión semanal de la lista de cortos animados realizada por el misterioso profesor Beltesassar. Esta vez ha llegado el turno a WunderWerk, corto realizado en 2002 por el animador alemán Michael Sieber.

Wunderwerk es un corto realizado al estilo tradicional, lo que ahora se llama la 2D. Cuando lo veía no podía quitarme de la cabeza que el modo en que se movían los personajes y el estilo del trazo me resultaban muy familiares. Como pueden imaginarse, tras casi 100 años de historia de la animación, cualquier artista tiene a su disposición una inmensa panoplia de recursos, trucos y procedimientos, así que puede resultar muy difícil resistir la tentación de utilizarlos de forma mecánica. Sin embargo, en el caso de Wunderwerk, los modos utilizados eran originales y al mismo tiempo familiares, curioso enigma que no se resolvió hasta que me di cuenta que el autor estaba claramente influido por Joanna Quinn, cuyo estilo de dibujo en el que el trazo es visible e invade el espació coloreado, así como su naturalidad en resolver los movimientos, son una inspiración constante en la animación 2D.

Esta influencia clara no debe hacernos pensar mal de Wunderwerk o de Sieber. Este corto es una obra notable, si sólo porque demuestra la vitalidad de la que es capaz la 2D actual, gracias a la ayuda de su archienemigo, el ordenador, que permite resolver varios problemas centrales en la historia de la animación. Si se mira el corto con atención, en él pueden apreciarse tres tipos distintos de dibujo: el de los personajes realistas à la Quinn, los paisajes de raigambre expresionista y la animación abocetada/telegráfica de las aves que sirven de contrapunto/acicate a la acción principal. El ordenador, precisamente, sirve para limar las diferencia entre esos tres mundos estéticos opuestos, hasta integrarlos en un todo armonioso, sin que se produzcan disonancias o uno acabe por dominar y eclipsar a los otros.

Por otra parte el uso del ordenador permite construir en 2D los suntuosos travellings típicos de ciertos estilos cinematográficos; lujo que hasta ayer mismo sólo estaba al alcance de animadores geniales, y aún así su tosquedad final dejaba bien a la vista la dificultad del reto. En Wunderwerk, la suavidad y la claridad de los movimientos es tal, que esas dificultades de antaño parecen haber sido abolidas, a lo que ayuda en gran parte la franqueza de Sieber al utilizar ese recurso cuando realmente tiene un sentido dramático, como es el caso ilustrado, y no para demostrar las posibilidades del juguete nuevo y reluciente que se acaba de comprar para el estudio.

Con esta premisas estética, el corto consigue ilustrar de manera brillante lo que no es otra cosa que una anécdota mínima, la del artesano que consigue dar vida a una de sus criaturas, pero que al final se ve obligado a concederle la libertad. La pericia del animador estriba en que se las arregla para llenar los nueve minutos de corto sin que nos parezcan largos, ni sintamos que se está repitiendo. El truco, tan sencillo y tan difícil al mismo tiempo, es tan viejo como la animación, y consiste simplemente en olvidarse del diálogo,  confiar completamente en las imágenes, e ir así creando poco a poco, por la mera acumulación de detalles visuales, la impresión de encontrarnos ante un mundo completo, cuya riqueza escapa fuera del marco del propio corto.

No les entretengo más, como siempre les dejo aquí el corto para que lo disfruten. Una última anotación, la carrera de Sieber continua bien viva y entre su colaboraciones está esa inmensa  locura visual que se llama The Amazing World of Gumball


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