En mi revisión semanal de la lista de cortos animados realizada por el misterioso profesor Beltesassar, ha llegado el turno de Ritterschlag (combate de caballeros), dirigido el año 2003 por el técnico de efectos especiales Sven Martin.
Que Sven Martin no sea realmente un director de animación no debería tener mayor importancia. Dos de las grandes figuras de la stop-motion, Ray Harryhausen y Willis H. O'Brien - si no les suena, piensen en King Kong -, sin las cuales la historia de esa técnica sería incomprensible, siempre se movieron en la tierra de nadie que media entre la animación y la imagen real. De manera similar, el nombre de Sven Martin está más ligado a los aspectos FX de grandes películas y series recientes, como Star Trek, Game of Thrones, After Earth, The Hunger Games, etc, que a la animación pura, de la cual este Ritterschlag podría ser su único ejemplo.
A estas alturas, sabrán de mi desconfianza hacia la animación 3D, técnica en la que está rodado este corto. Desgraciadamente para Ritterschlag, si tuviera que elegir una obra que resumiese mis peros, éste podría ser el ejemplo perfecto. El problema principal es que fuera de su evidente perfección técnica - y entiéndase perfección técnica la del año de producción, porque todo3D es siempre un work in progress, que dicen los ingleses -, el corto no tiene nada más. En pocas palabras, no pasa de ser una demo de las posibilidades del invento montada sobre un chiste hinchado hasta casi romperse, haciendo realidad ese prejuicio crítico expresado en la frase "sería una idea buena para un corto"... pero obviamente no para un largometraje.
Por explicarlo un poco más, en los cortos comerciales de la era clásica, el chiste final no era más que una excusa para crear un desarrollo temático y visual que excedía el exiguo marco temporal que se les solía reservar, la regla de oro de los siete minutos. Del material de cualquiera de esas obras fácilmente se podían haber sacado tres cuatro cortos más, pero que se prefería evitar esa fácil estrategia para así mantener la calidad y la intensidad del producto final. La duración de Ritterschlag es apenas de tres minutos, y sus gags se reducen básicamente a dos: los continuos fallos del dragón hijo para reproducir las técnicas depuradas de su padre en la derrota de los caballeros y el gag final que da la vuelta a la situación. Esa pobreza temática provoca que el corto se quede sin fuelle a mitad de recorrido incluso a pesar de su corta duración, presa de la repetición continua de un mismo chiste. Queda por tanto la sospecha de que si en realidad el corto es tan corto es precisamente porque sus creadores no sabían con qué llenarlo.
Esta falta de inventiva, la que a los clásicos les permitía utilizar una anécdota intrascendente para desarrollarla de manera casi infinita, tiene sus raíces precisamente en la orientación hacia los FX de Sven Martin. En ese ámbito cinematográfico se parte de un material fijado en el guión de partida, ilustrándolo de la forma más verosímil y realista posible, sin que esté permitido un desarrollo ulterior que lleve a salirse de los moldes propuestos. Sólo los más grandes, como Harryhausen o O'Brien, eran capaces de transformar esas breves secciones en auténticos cortos animados, casi independientes del resto de la película, y en muchas ocasiones lo mejor y lo único que ha pervivido de ellas.
Evidentemente. éste no es el caso de Sven Martin, cuyo talento se limita precisamente a crear ilustraciones instrumentales de un guión preexistente. No obstante, en su descargo hay que decir que pocas oportunidades para la originalidad quedan en un sistema de producción tan rígido, tan conservador y tan pacato como el de las majors americanas. Además, para hacer justicia a la 3D hay que señalar también lo que es un secreto a voces: la revolución que ha traído ha derribado las fronteras entre animación, FX e imagen real. Como ejemplo basta recordar el caso de películas como Gravity (2013) que fueron rodadas por completo como films de animación donde los actores fueron añadidos más tarde. De hecho, Gravity podía haberse estrenado perfectamente sin necesidad de incluirlos.
Pero ya basta, no les entretengo más. Vean el corto y no le pongan muchos peros. Las cosas, al menos en el terreno comercial, no pueden ser de otra manera.
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