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domingo, 30 de marzo de 2014
sábado, 29 de marzo de 2014
martes, 25 de marzo de 2014
The story behind
This head was once part of a complete statue that stood on Rome's most southerly frontier, on the border between modern Egypt and Sudan, probably in the town of Syene, near Aswan. This region has always been a political faultline, where the Mediterranean world clashes with Africa. In 25 BC, so the writer Strabo tells us, an invading army from the Sudanese kingdom of Meroe, led by the fierce one-eyed queen Candance, captured a series of Roman forts and towns in southern Egypt. Candance and her army took the statue back to the city of Meroe and buried the severed head of the glorious Augustus beneath the steps of temple dedicated to victory. It was a superbly calculated insult. From now, everybody walking up the steps would literally be crushing the Roman Emperor under their feet. And if you look closely at the head, you can see tiny grains of sand from the African desert embedded in the surface of the bronze - a badge of shame still visible on the glory of Rome.
Neil McGregor, A history of the world in 100 objects.
Es sabido que toda historia es contemporánea, aunque se refiera al pasado más remoto. O mejor dicho, que toda mirada al pasado se realiza con los ojos del presente, proyectando en lo que se relata nuestros ideales, nuestras apetencias y nuestras fobias. No es de extrañar, por tanto, que a la hora de leer historia, lo que busque la mayoría sea una confirmación de sus creencias, por muy equivocadas y fantasiosas que éstas sean, y que como consecuencia demasiadas veces los que escriben la historia adopten una actitud apologética, mediante la que intentan convertir el pasado en prueba fehaciente del presente. Ejemplos de esta distorsión hay muchos, cercanos y lejanos, como ocurre con la religión secular de los nacionalismos de toda vertiente u origen, siempre preocupados por encontrar la comunidad ideal y el hecho diferencial que bendiga el orden social y moral que quieren imponer a la población que tiene la desgracia de habitar sus territorios ancestrales.
Hay otras formas de abordar el estudio de la historia. De hecho, si algo he aprendido en mis muchos años de afición por esa disciplina humanística, es que uno de sus mayores placeres es encontrar repentinamente ese hecho que pone en cuestión todos tus supuestos anteriores. Esa iluminación no depende de lo mucho o poco que se sepa, puesto que como el mar, la historia es inabarcable, inconmensurable, hecho que explica las muchas seguridades y precauciones que colocan en su narración los malos historiadores a los que hacía antes referencia.
Neil McGregor, A history of the world in 100 objects.
Es sabido que toda historia es contemporánea, aunque se refiera al pasado más remoto. O mejor dicho, que toda mirada al pasado se realiza con los ojos del presente, proyectando en lo que se relata nuestros ideales, nuestras apetencias y nuestras fobias. No es de extrañar, por tanto, que a la hora de leer historia, lo que busque la mayoría sea una confirmación de sus creencias, por muy equivocadas y fantasiosas que éstas sean, y que como consecuencia demasiadas veces los que escriben la historia adopten una actitud apologética, mediante la que intentan convertir el pasado en prueba fehaciente del presente. Ejemplos de esta distorsión hay muchos, cercanos y lejanos, como ocurre con la religión secular de los nacionalismos de toda vertiente u origen, siempre preocupados por encontrar la comunidad ideal y el hecho diferencial que bendiga el orden social y moral que quieren imponer a la población que tiene la desgracia de habitar sus territorios ancestrales.
Hay otras formas de abordar el estudio de la historia. De hecho, si algo he aprendido en mis muchos años de afición por esa disciplina humanística, es que uno de sus mayores placeres es encontrar repentinamente ese hecho que pone en cuestión todos tus supuestos anteriores. Esa iluminación no depende de lo mucho o poco que se sepa, puesto que como el mar, la historia es inabarcable, inconmensurable, hecho que explica las muchas seguridades y precauciones que colocan en su narración los malos historiadores a los que hacía antes referencia.
domingo, 16 de marzo de 2014
viernes, 14 de marzo de 2014
miércoles, 12 de marzo de 2014
Maelström
And that plague for which everyone now is dying
And that mansion where our fathers once so quaintly stood
And that wrench for which no bolt was ever invented
And that science of murder in which the would have us excel
And that devil lark whose wings span the seven disorders
And that comedian upon whom the curse of Christ fell
And that intensity of the wakefulnes from which there is no recovery
And that blood-sick beast which tracks man to his cave
And that hooting and screaming and stamping and barking
And with the nose and the eye and the leg and the cock and folding bed
We are still not able to tame that fabulous kingdom of the Word
For the word is to put it plainly unlettered
The word is the way something floats which cannot be seen
The word is the call of the tribe from down under the water
The word is the thing the wind says to the dead
The word is the white candle at the foot of the throne.
Kenneth Patchen, The Journal of Albion Moonlight
He estado leyendo durante estas últimas semanas una de las novelas que escribió el poeta americano Kenneth Patchen. Se trata de The Jpurnal of Albion Moonlight, una compleja alegoría de la situación política y personal del autor en el verano de 1940, tras que la máquina de guerra Nazi aplastara a Francia y casi a Inglaterra, haciendo casi inevitable que ese conflicto europeo afectara de lleno a los EEUU.
Supongo que a la mayoría de los lectores castellanos, el nombre de Kenneth Patchen no les dirá mucho. De hecho, incluso en su país de origen su nombre permanece semiolvidado, penumbra que se debe en parte al hecho de ser un poeta nacido a destiempo. Sus primeros libros se publicaron a finales de los años 30, entreverados de un fuerte compromiso político marxista, además de un ansia de liberación personal, por lo que en muchos aspectos se le puede considerar un precursor de la generación Beat de los años 50, quienes le consideraron una especie de padre adoptivo. Sin embargo, y a pesar de los muchos puntos de contacto entre Patchen y los escritores de ese movimiento, el poeta americano pronto se encontró incómodo entre ellos y comenzó a juzgarlos críticamente, undesapego fundado tanto en la falta de seriedad política de esta generación como en que su fama eclipsó bastante de la de Patchen.
And that mansion where our fathers once so quaintly stood
And that wrench for which no bolt was ever invented
And that science of murder in which the would have us excel
And that devil lark whose wings span the seven disorders
And that comedian upon whom the curse of Christ fell
And that intensity of the wakefulnes from which there is no recovery
And that blood-sick beast which tracks man to his cave
And that hooting and screaming and stamping and barking
And with the nose and the eye and the leg and the cock and folding bed
We are still not able to tame that fabulous kingdom of the Word
For the word is to put it plainly unlettered
The word is the way something floats which cannot be seen
The word is the call of the tribe from down under the water
The word is the thing the wind says to the dead
The word is the white candle at the foot of the throne.
Kenneth Patchen, The Journal of Albion Moonlight
He estado leyendo durante estas últimas semanas una de las novelas que escribió el poeta americano Kenneth Patchen. Se trata de The Jpurnal of Albion Moonlight, una compleja alegoría de la situación política y personal del autor en el verano de 1940, tras que la máquina de guerra Nazi aplastara a Francia y casi a Inglaterra, haciendo casi inevitable que ese conflicto europeo afectara de lleno a los EEUU.
Supongo que a la mayoría de los lectores castellanos, el nombre de Kenneth Patchen no les dirá mucho. De hecho, incluso en su país de origen su nombre permanece semiolvidado, penumbra que se debe en parte al hecho de ser un poeta nacido a destiempo. Sus primeros libros se publicaron a finales de los años 30, entreverados de un fuerte compromiso político marxista, además de un ansia de liberación personal, por lo que en muchos aspectos se le puede considerar un precursor de la generación Beat de los años 50, quienes le consideraron una especie de padre adoptivo. Sin embargo, y a pesar de los muchos puntos de contacto entre Patchen y los escritores de ese movimiento, el poeta americano pronto se encontró incómodo entre ellos y comenzó a juzgarlos críticamente, undesapego fundado tanto en la falta de seriedad política de esta generación como en que su fama eclipsó bastante de la de Patchen.
domingo, 9 de marzo de 2014
sábado, 8 de marzo de 2014
jueves, 6 de marzo de 2014
martes, 4 de marzo de 2014
Frenzy
Dificilmente se podría atribuir a la presencia de unos pocos portugueses la gran migración de carácter mesiánico que dirigió en 1539 el Karatha Viraçu, atravesando América de esta a oeste, acompañado de diez mil adeptos. Diez años más tarde, trescientos supervivientes llegaron a la ciudad peruana de Chachapoyas después de haber recorrido todo el valle del Amazonas. El cronista Gandavo señala el verdadero fin de este éxodo, la búsqueda de "una tierra nueva donde los indios encontrarían la inmortalidad y el descanso eterno".
Egon Schaden, El Mesianismo en América del Sur, Tomo XII de la historia de las religiones Siglo XXI. Movimientos Religiosos derivados de la aculturación
Hablaba, en entradas anteriores, de como los dos últimos tomos de la Historia de las Religiones Siglo XXI constituían una necesaria llamada de atención sobre la firmeza de nuestras concepciones religiosas. Poco importa que el lector realmente crea en ellas o que hayan perdido ya parte de su sentido, el hecho es que pertenecen a su acerbo culturas y, se quiera o no, continúan influyendo en el modo en el que interpreta el mundo. Por ello, la comparación con otras religiones, especialmente las de aquellos pueblos lejanos geográficamente y temporalmente, sirve de adecuado correctivo, tanto más cuanto más "extrañas" e "incompresibles" resultan esas otras fes. Esa lejanía y excentricidad sirve por tanto de espejo que nos nuestra cuán artificial y conveniente son las convicciones que consideramos naturales.
Por otra parte, esa comparación entre fenómenos religiosos sirve también para poner de manifiesto el abismo mental que se abre entre el hombre tecnológico del siglo XXI y el común de la humanidad hasta la revolución industrial, aún la norma en amplias regiones del mundo. Ese abismo se basa en un único factor, el hecho de que nosotros, hombres tecnológicos, tendemos a considerar a la religión como algo domesticado y racional, en la misma categoría inofensiva que el folklore o la gastronomía, sin constituir por tanto un elemento disgregador, incluso subversivo, en la vida de las sociedades ni en la existencia de los individuos que la componen.
Muy otra es la visión que tienen esas religiones primigenias, que no lo olvidemos, han sido la mayoría hasta ayer mismo. Para ellas, la esencia del hecho religioso es el frenesí, la locura, la posesión y la consunción del hombre por las potencias sobrenaturales
Egon Schaden, El Mesianismo en América del Sur, Tomo XII de la historia de las religiones Siglo XXI. Movimientos Religiosos derivados de la aculturación
Hablaba, en entradas anteriores, de como los dos últimos tomos de la Historia de las Religiones Siglo XXI constituían una necesaria llamada de atención sobre la firmeza de nuestras concepciones religiosas. Poco importa que el lector realmente crea en ellas o que hayan perdido ya parte de su sentido, el hecho es que pertenecen a su acerbo culturas y, se quiera o no, continúan influyendo en el modo en el que interpreta el mundo. Por ello, la comparación con otras religiones, especialmente las de aquellos pueblos lejanos geográficamente y temporalmente, sirve de adecuado correctivo, tanto más cuanto más "extrañas" e "incompresibles" resultan esas otras fes. Esa lejanía y excentricidad sirve por tanto de espejo que nos nuestra cuán artificial y conveniente son las convicciones que consideramos naturales.
Por otra parte, esa comparación entre fenómenos religiosos sirve también para poner de manifiesto el abismo mental que se abre entre el hombre tecnológico del siglo XXI y el común de la humanidad hasta la revolución industrial, aún la norma en amplias regiones del mundo. Ese abismo se basa en un único factor, el hecho de que nosotros, hombres tecnológicos, tendemos a considerar a la religión como algo domesticado y racional, en la misma categoría inofensiva que el folklore o la gastronomía, sin constituir por tanto un elemento disgregador, incluso subversivo, en la vida de las sociedades ni en la existencia de los individuos que la componen.
Muy otra es la visión que tienen esas religiones primigenias, que no lo olvidemos, han sido la mayoría hasta ayer mismo. Para ellas, la esencia del hecho religioso es el frenesí, la locura, la posesión y la consunción del hombre por las potencias sobrenaturales
domingo, 2 de marzo de 2014
sábado, 1 de marzo de 2014
History is not a thematic park
Vaya por delante que el descubrimiento del ejército de terracota que custodiaba la tumba del emperador Zheng, considerado como el primer auténtico emperador del Imperio Chino, es uno de los grandes descubrimientos arqueológicos del siglo XX, siglo en el cual abundan los descubrimientos espectaculares y trascendentales. Sin embargo, la exposición "Terracotta Army" (así, en inglés, para empezar) en el Centro Cultural de la Villa, deja mucho que desear en materia expositiva y casi podría calificarse de ocasión completamente perdida para divulgar un perido histórico casi completamente desconocido para la población de Occidente,
Para explicar el porqué de mi opinión es necesaria una breve introducción histórica. El reinado del emperador Zheng -o Qin Shi Huan, si lo prefieren - es extremadamente corto, de apenas unos diez años, y su importancia e influencia completamente desproporcionada a su longitud temporal. Esto se debe a que en realidad es un nexo de unión entre un periodo formativo en la civilización china, la era de los reinos guerreros, y un periodo posterior de consolidación y desarrollo de las estructuras y paradigmas que iban a regir la historia de China hasta 1911, fecha del derrocamiento del último emperador, e incluso mucho más allá, en tiempos de Mao y del comunismo.