En este capítulo de The World at War se aborda uno de los hechos más turbadores de la guerra y que no ha hecho otra cosa que roer la conciencia de los aliados desde el final de la guerra. El bombardeo indiscriminado y terrorista de las ciudades del Eje. Un hecho que es lo más próximo al crimen de guerra que cometieron los aliados occidentales y que hoy en día sería considerado como tal... e incluso recién terminado el conflicto, como demuestra que en los juicios de Nüremberg no se intento enjuiciar a los jerarcas nazis por el bombardeo de Varsovia, Belgrado o Coventry, el Blitz de Londres o los ataques contra V1 y V2, acciones realizadas con el propósito de quebrar la resistencia del enemigo mediante el asesinato masivo de su población civil.
Digamos en pocas palabras que la campaña de bombardeo estratégico contra Alemania, con el objetivo principal puesto en la destrucción de áreas de población (area bombing o carpet bombing en expresión inglesa) comenzó debido a un error y se continuó debido a la cabezonería de los jerarcas aliados, especialmente Sir Arthur Harris, entrevistado para este programa en una de esas intervenciones únicas de las que nos permitió gozar esta serie y de quien hablaremos mucho más en esta entrada.
La teoría de guerra aérea desarrollada en el periodo de guerras señalaba al bombardero como el arma definitiva, mediante la que sería posible adentrarse en el territorio enemigo sin poder ser detenido por las defensas antiaéreas o los cazas, para así destruir de un plumazo la capacidad industrial del openente, provocar un estado de pánico entre la población civil y causar su salidad inmedata del conflicto. No obstante, los primeros meses de la guerra demostraron que si bien la aviación de bombardeo era un perfecto complemento táctico para las operaciones terrestres, ninguna campaña de bombardeo estratégico podía dar frutos si los cazas enemigos no eran eliminados del cielo y se tenía superioridad aerea completa.
La Batalla de Inglaterra vino a demostrar el fracaso de las teorías de entreguerra, ya que a pesar de que la Luftwaffe sufriera unas pérdidas casi paralizantes, no se consiguió ninguno de los logros que parecian inmediatos: ni el pánico se extendió por el Reino Unido, ni se paralizó la producción Industrial, mientras que la caza británica fue especialmente eficaz en dispersar y eliminar las formaciones de bombarderos enemigos a pesar de tener que combatir también a la aviación de combate alemana. Sin embargo, los británicos no aprendieron de su triunfo, sino que consideraron equivocadamente que el fallo estaba en el carácter táctico de la aviación de bombardeo alemana, mientras que sus aviones de largo radio de acción y gran capacidad de carga de bombas serían capaces de infligir un golpe devastador a la industria y la aviación alemana.
Casi de inmediato los ataques diurnos en formación cerrada de los bombarderos ingleses sin protección de cazas se mostraron suicidas, por lo que tuvieron que adoptar las solución de volar de noche y en solitario, para no ser detectados e impedir ataques concentrados de la caza alemana. Con este cambio en las tácticas los bombarderos británicos conseguían adentrarse en el territorio alemán, pero a costa de perder toda capacidad de realizar un bombardeo de precisión, de forma que de cada cien bombas sólo un puñado (3 o cuatro) caían en un radio de cinco kilómetros del blanco, lo que era como no bombardear, o en otras palabras realizar bombardeos terroristas sin pretenderlos.
Este fue el error o la incapacidad técnica que impedía realizar un bombardeo efectivo de las instalaciones industriales alemanes. La terquedad está encarnada en un solo hombre, Sir Arhur Harris, quien se convenció (y 30 años más tarde en las entrevistas seguía estando seguro de poseer la verdad) y convenció a todo el mundo de que la única forma de derrotar a Alemania era mediante el area bombing, destruir uno tras otro los centros de población alemanes con formaciones masivas de bombarderos, hasta que el espíritu de resistencia alemán se desmoronase ante el inmenso coste en vidas humanas... algo que ya sabemos que a Hitler le importaba más bien poco.
El resultado es conocido. Los ataques contra las ciudades alemanas provocaron la muerte de decenas de miles de inocentes y la acuñación de términos para fenómenos nunca antes presenciados por la humanidad como el Fueursturm, Firestorm, que indicaba el huracán artificial creado por el incendio de una ciudad entera. A pesar de que en 1942 y 1943 varias ciudades fueron aniquilidas de esa manera, la aviación aliada no tenía los recursos para realizar estos ataques de forma continua y no los tendría hasta finales de 1944 cuando la guerra ya estaba decidida. Por otra parte, la producción bélica germana no se vio afectada por los bombardeos, que curiosamente solían eludir las áreas industriales para centrarse en los centros urbano, con lo que continuó batiendo record tras record, como si estos bombardeos no estuvieran teniendo lugar.
De hecho, la que estuvo a punto de ser aniquilida fue la RAF (y la USAAF cuando se unió en 1943), cuyas pérdidas se volvieron pronto insostenibles, obligando a pausas cada vez más largas en las operaciones, sin contar que los recursos malgastados en la obsesión de Harris podrían haberse utilizado en la lucha contra los submarinos o en el apoyo táctico a las operaciones militares, algo a lo que Harris siempre se negó, convencido de estar ganando la guerra él solo, y a lo que hubo literalmente que forzarle cuando la necesidad le exigía, como en el caso de la operación Overlord.
La única contribución de esta campaña de bombardeo estratégico al conflicto fue precisamente que la cantidad de recursos que los alemanes tuvieron que destinar a defenderse equivalía prácticamente a la apertura de un segundo frente, en palabras de Speer, el ministro de armamentos alemán (y otro de los entrevistados en la serie). Sin embargo la brutalidad de los medios empleados y el coste humano se asemejan demasiado al lema nazi de que la guerra que se libra con los métodos más crueles es la más humana, puesto que la acorta, testimonio de esa deriva hacia el desprecio a los derechos humanos que se fue haciendo cada vez más común entre los aliados occidentales a medida que el conflicto se alargaba.
¿Y cómo se desbloqueo todo? Curiosamente no fue la ofensiva de bombardeo lo que dio la victoria en el aire a los aliados. Fue la entrada en servicio a primeros de 1944 de cazas de largo radio de acción y la utilización de los bombarderos como cebo para atraer a la caza alemana, lo que permitió borrar de los cielos a la Luftwaffe, que desde ese momento fue incapaz de oponer una resistencia eficaz a las formaciones de bombarderos aliados, excepto de forma esporádica.
Pero para entonces, como digo, la guerra ya estaba perdida y el bombardeo de la industria alemana no era decisivo, sólo un facto más.
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