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domingo, 22 de agosto de 2010

100 AS (XXVII): La Nez (1964) Alexei Alexeïeff/Claire Parker


En esta ocasión, en mi revisión de mejores cortos animados del siglo XX realizada por el festival de Annecy, le ha tocado el turno a La Nez, realizada en 1964 por el tandem Alexeieff/Parker utilizando la técnica de l'écran de epingles.

Esta pareja de creadores y su invención ya han aparecido en esta lista con ocasión del corto Une Nuit sur le Mont Chauve, pero para el que no lo recuerde o simplemente acabe de unirse a la fiesta, basta recordar que la técnica de l'écran de épingles es una de las maneras más difíciles pero al mismo tiempo más mágicas de las muchas que se utilizan en animación. El invento en sí no tiene nada de complicado, es simplemente un tablero donde se han dispuesto multitud de púas que pueden hundirse o sacase aplicando presión con un objeto. Si una vez realizado un diseño, se aplica una fuente de luz que venga en una dirección de 45 grados, por ejemplo, la sombra de las púas que sobresalen al proyectarse sobre las que se han hundido, permitirá crear efectos de perspectiva e incluso, jugando con el gradiente entre esas dos regiones, obtener diferentes tonalidades de gris.

Sólo con eso, la técnica permite obtener imágenes comparables con las obtenidas por un aguafuerte, como puede comprobarse en las capturas, pero el hecho de que las púas sean móviles, permite la modificación de estos diseños, aplicando la presión adecuada en las regiones precisas, e incluso, en manos de un animador experimentado y con talento, realizar transiciones imposibles con otras técnicas, haciendo surgir de forma natural unos objetos de otros o transformar una escena en otra bien distinta, como ocurre en la secuencia que he capturado, donde el protagonista en medio de su desesperación, ve como las paredes de su habitación se disuelven y le dejan expuesto a la vista de todos.

No obstante, como ya he señalado, esto no está al alcance de cualquier animador, sino sólo de los mejores y que se hayan familiarizado con esta técnica durante un largo periodo de tiempo. El creador necesita conocer e intuir los diferentes efectos que puede obtener, prever como realizar la animación y las transformaciones, sabiendo que un error mínimo puede suponerle empezar desde el principio (no tirar simplemente el plano equivocado) y, sobre todo, descubrir que objetos y útiles debe utilizar para aplicarlos sobre l'écran de épingles, los cuales pueden ser los más inesperados e imprevistos.

Todo lo anterior, hace que para mí este corto sea mejor que Un nuit.... Este primero tiene la gran importancia de que Alexeïeff/Parker tuvieron que crear la técnica para realizar ese corto y descubrir el modo correcto de utilizarla, con lo que es sorprendente el grado de perfección al que llegaron en ese primer intento. Sin embargo, no deja de ser un conjunto de magníficas escenas levemente hilvanadas, casi una demostración de ese nueve juguete. En este corto, sin embargo, realizado treinta años después, Alexeïeff/Parker ya no son unos principiantes, son los máximos expertos de esa técnica y saben perfectamente cuales son sus posibilidades y limitaciones, con lo que pueden centrarse completamente en la historia que quieren contar, utilizando esa capacidad de metamorfosis de l'écran d'epingles, para dotar a este corto de una ambiente onírico, casi surreal que lo convierte en más que memorable.

En una pequeña obra maestra, de esas que muchos persiguen toda su vida y son incapaces de hallar

Y como siempre aquí les dejo con este magnífico corto, para que lo disfruten.



2 comentarios:

  1. Absolutamente genial. Estoy haciendo grandes descubrimientos en tu página.
    un saludo

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  2. Gracias...

    A ver si encuentro un documental donde se ve a la pareja de animadores enseñando a unos estudiantes como utilizar l'écran d'épingles.

    Es fascinante verles hacer surgir las formas de la nada y sobre todo descubir sus herramientas, tijeras, cristales, tapas, tuercas....

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