Revisaba, en estas anotaciones sin aparente orden y objetivo, la obra de algunos compositores del siglo XX, señalando como ha caído el olvido sobre ellos, casi como si nunca hubieran existido, o mejor dicho, como si no fueran importantes, puesto que el común de los aficionados reconoce enseguida el nombre de la mayoría de estos compositores, e incluso es capaz de citar algunas obras suyas, pero casi ninguno las tiene en su videoteca, ni mucho menos piensa en revisarlas.
Un caso claro, el peor de todos, es el de Stockhausen.
Es de todos sabido, la importancia de Stockhausen en la música clásica de la segunda mitad del siglo XX, en su papel de innovador y experimentador continúo, abarcando desde los intentos de disolución de la orquesta sinfónica, heredada del romanticismo (algo que ya comentamos al hablar de Penderecki) hasta la creación de la música clásica electroacustica en los años 50 (es un secreto a voces que las soluciones de la música techno actual fueron conseguidas y agotadas en esos años en el marco de la música clásica), pasando por la introducción de todo tipo de instrumentos exóticos, que no deberían estar ahí, y cuyo sonido ha sido deformado y desplazado para aprovecharlo al máximo... algo que poco tiene que ver con los absurdos intentos de mestizaje entre el pop y la música clásica, ejemplo máximo de cursilería y pretenciosidad.
Deberíamos esperar por tanto, encontrar ediciones de sus obras de forma regular, no ya, al nivel de Mozart, puesto que Stockhausen nunca pretendió ser popular o amable, pero al menos al nivel de Schönberg.
No es así, para su desgracia y nuestra.
De una obra clave en la evolución musical occidental, como es Das Gesang der Junge, la obra que marcó el inicio de la música electrónica (y lo que te rondaré, morena), no existe ninguna edición. De hecho, yo sólo he tenido el placer de escucharla una sóla vez, y un fragmento, en 1981, en las clases de historia de la música que se daban en primero de BUP. Una audición que me dejó un gran recuerdo (fue también cuando descubrí las variaciones para una puerta y un fuelle de Pierre henry), simplemente porque, pasadas las risas y las coñas atribuibles a la edad, comencé a descubrir que había algo muy importante ahí dentro, esperándome en esa música, un mundo que mi intelecto y mi sensibilidad eran capaz de descifrar y descubrir, y que no se parecía a nada que hubiera experimentado antes.
Dicho, esto puede imaginarse qué grabación busco siempre que voy a a alguna tienda de música... por comprobar que queda de aquello que sentí. (Pierre Henry no me defraudó, por cierto)
¿Qué decir entonces de Stockhausen?
En estos días he estado escuchando una de su primeras obras, allá al inicio de los cincuenta, de cuando aún utilizaba el conjunto orquestal heredado del romanticismo y, en cierta manera, era un continuador de la tradición expresionista/dodecafónica de antes de la segunda guerra mundial
Se trata de Punkte, una obra que como tantas de Stockhausen fue groundbreaking, por utilizar la expresión inglesa.
Por varias razones. En primer lugar por dividir la orquesta en tres secciones, cada una con su propio director y contribuir así a crear un efecto de azar, una experiencia irrepetible y al mismo tiempo democrática. Obviamente, los tres directores no podrían coincidir en sus estados de ánimo, con lo que podría darse el caso de que en una ocasión se produjera un conflicto inesperado entre sus respectivos conjunto, mientras que en otros se consiguiera una coincidencia no menos inesperada.... sin contar con que, al contrario de la experiencia normal de la orquesta sinfónica, donde el director es casi una figura dictatorial, el Führer tan cercano al tiempo de la composición, los tres directores tienen que llegar a un acuerdo previo, si desean que la obra que interpretan llegue a buen puerto.
En segundo lugar por intentar introducir nuevos instrumentos como la guitarra eléctrica, y utilizarlos, no para dar un ambiente de rock & roll, que entonces no existía, sino como un instrumento equiparable al resto, con una voz propia que había que determinar y encontrar, y que iba más allá de los riffs a los que se reducen tantos grupos.
En tercer lugar, por ser completamente asentimental, por buscar que el goce del espectador sea estético, cerebral, y no sensible y corporal. Que disfrutemos al racionalizar lo que se está haciendo y porqué se está haciendo, sin que sea posible dejarse arrastrar por su música o caer en la inconsciencia, el trance que otras partituras producen.
Último punto que explica quizás el olvido de Sotckhausen, simplemente porque no podemos reducir la audición de sus obras a sentimientos o movimientos del espíritu, si no a cálculos y preparativos, lo que nos impide, al hacer una crítica, emocionar fácilmente a los demás.
No es Punkte, es Gruppen.
ResponderEliminarNo es una puerta y un fuelle, es un suspiro.
El Stockhausen a partir del 68 es todo un místico. ¿Has leido algo sobre "Aus den sieben Tagen"?.
Toda la obra de Stockhausen se puede encontrar en CD (también las partituras) porque edita el directamente en www.Stockhausen.org
Espero que te sirva de algo.
Efectivamente, es Gruppen, lo que ha pasado es simplemente que en el CD que estaba escuchando en ese instante aparecen las dos obras, con lo que se cruzó el nombre de la una con el de la otra (he estado a punto de equivocarme de nuevo, hasta que me reparado que es lógico que una obra en la que la orguesta se divide en grupos se llame Gruppen)....
ResponderEliminarMe alegra que Stockhausen publique su propia obra, pero eso no hace más que corroborar mi tesis, y si no, basta con hacer unas cuantas búsquedas en tiendas de internet, para descubrir la escasez de ediciones de Stockhausen... lo cual es curioso pues del resto de compositores, es más o menos sencillo encontrar obra publicada, por otra gente que no sea el propio artista...