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martes, 20 de junio de 2006

Cerebus (y 4)

She is an unhappy person. If you manage to be happy for the both of you, you will keep her for as long as you want to.


Going Home, tomo XIII de Cerebus


De nuevo en el punto de partida.

Hablábamos de Dave Sim, el creador de uno de los comics capitales en la historia de este arte, como he señalado antes

Pero hablabamos también de Dave Sim, una persona que odia sinceramente a las mujeres, hasta el extremo de negarles cualquier atisbo de inteligencia y que afirma que su felicidad consiste en estar sometidos a un hombre. Hablamos también del hombre que ha sufrido una aparente revelación divina y que ha construido una religión mezcla de Islám, Cristianismo y Judaísmo, retorciendo el Genesis hasta que se adapta a sus ideas Y hablamos también del hombre que ha cortado todos los lazos que le unían con el mundo, hasta convertirse en un misántropo y en un ermitaño, alguien que no conoce ya a nadie que no sea él mismo.

¿Qué Dave Sim preferimos?

Se podría hacer el experimento de releer Cerebus sabiendo lo que sabemos del autor, interpretando el argumento, los personajes y sus peripecias a la luz de la ideología que él proclama... para llevarnos la sorpresa de que la respuesta es cualquier cosa menos clara.

A lo largo de la mayor parte de la obra hasta el final del tomo XIV, Form and Void, si exceptuamos el volumen IX, Reads (sobre el que volveremos), resultaría casi imposible adivinar la ideología concreta del autor. Es cierto que, leyendo con atención, es posible detectar cierto tonillo, ciertos giros y conclusiones, que, para todo aquel que haya crecicido y vivido en un ambiente machista, traen ciertos recuerdos, no precisamente agradables, pero sin embargo, sería difícil extraer una conclusión (excepto en el tomo IX del que ya hablaremos), debido a que, como en la mayor parte de las obras realistas, es muy aventurado decidir si lo que se dice y lo que se hace, es lo que ese personaje piensa y cree o es lo que el autor piensa y dice.

Confusión incluso mayor, puesto que, para un autor que se supone misógino, se las arregla para crear una serie de personajes femeninos admirables, como la Jaka protagonista absoluta de gran parte de la historia, y mujer de increíble belleza y no menos aguda inteligencia, o como Astoria, manipuladora, desengañada, cínica, pero al mismo tiempo brillante y aguda, y creyente firme, hasta el sacrificio, en los ideales que propaga y predica, o la misma Cirin, enemigo mortal de Cerebus, pero para cuyas acciones se nos mostrará una magnífica explicación, una justificación que nos convencerá de que tenía actuar como tenía que actuar, que en esas circunstancias no había otro camino... mejor.

Sin que tampoco deje de ser sorprendente, que un autor tan misógino como Sim, nos muestre con absoluta claridad, lo ridículos y estúpidos que somos los hombres, unido a la crueldad, desconsideración y egoísmo con que tratamos a las mujeres que han cometido la equivocación de amarnos... llegando a unas descripciones de la vida en común entre esposos y amantes que son especialmente dolorosas por la realidad, cotidianeidad y cercanía con la que están narradas.

Porque éste es precisamente, el punto fuerte de Dave Sim, su capacidad, por utilizar una expresión manida y tópica, de crear personajes que siente y aman, que se relacionan con otros, y que sufren y se ilusionan, al mismo tiempo con esas relaciones. No es ya la altura de sus pretensiones estéticas, ni la conciencia de la inmensa cultura que posee el autor, lo que atrae y mantiene el interés, sino la inmensa red de personajes, que ellos han creado, que le atrapa y les fuerza a actuar de una manera que piensan libre, pero que está completamente determinada.

Y ahí, en la creación de un mundo vivo, en el camino que nos lleva a conocerlo, a querer saber más de él y de sus criaturas, a aceptar las trampas y las sorpresas que nos ofrece, es donde Cerebus, en la mayor parte de su recorrido, se muestra como la obra maestra que es, una lectura que es imposible interrumpir.

Pero para nuestra desgracia, al propio Dave Sim le debío parecer, debido a esa vida propia e independencia que la creación toma en un instante con respecto al artista, que sus ideas no quedaban suficientemente reflejadas en las páginas del cómic, y tuvo que irrumpir, en el tomo IV, Reads, incluyendo un inmenso ensayo, repartido entre secciones del cómic, página tras página de apretada letra, dejando bien claro lo que pensaba.

Y al leerlo, debo decir que no sentía ira ni asco, ni repulsión, aunque sus ideas estaban en contra de todo lo que admiro y creo, sino una profunda amargura y desilusión, al comprobar como una persona tan inteligente podía ser tan estúpida... sabiendo además que ninguno estamos a salvo de ese error.

Afortunadamente, en los volumenes siguiente, Minds, Guys, Going Home y Form and Void, Sim dejaba de lado su elucubraciones y obsesiones y, aunque su ideología seguía estando muy presente, la riqueza de su mundo y la verdad con la que estaba representado continuaban fascinando, demostrando porque ese cómic era uno de los mejores.

Hasta que llego Latter Days, el penúltimo volumen.
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El volumen que coincidío con la retirada definitiva de Sim a su encierro voluntario.

El volumen en que dejo a un lado todo el rico mundo que había tejido, los personajes que había creado, las historia que les unían, dejándonos sin conclusión y traicionando las líneas que había estado siguiendo.

El volumen en que decidió que lo único importante era propagar la nueva fe que había descubierto y subordinar todo, personajes, narración, estética y arte, a demostrar SU verdad, la única cierta y verdadera, contra la que no cabía ninguna objección ni razonamiento.

El volumen en que tuve que interrumpir la lectura.

2 comentarios:

  1. Anónimo10:56 a. m.

    Si al leer Cerebus alguna vez usted se hizo preguntas que hubiera querido hacerle al autor ahora es el momento de plantearlas. Hable ahora o calle para siempre :)

    http://www.entrecomics.com/?p=46291


    Saludos

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  2. Creo que mis preguntas no le iban a hacer mucha gracia y con lo radical que es, a saber como acabamos...

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