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lunes, 6 de marzo de 2006

Paradise on Earth (y 1)


De repente, pareció que todo era posible.

Atrás quedaban miserias, calamidades, opresión, humillación, explotación.

El futuro lo decidiría el hombre, por sí solo, sin depender de nadie, en absoluta libertad.

El futuro sería completamente nuevo, desconocido, imprevisible, excepto en que no se parecería en nada al pasado ni al presente.

El futuro pertenecería a los cuadrados negros.

...

Pero ¿quién entiende los símbolos? Los cuadrados negros no significan nada por sí solos. Un cuadrado negro no es un árbol, ni un río, tampoco el mar. Un cuadrado negro no es un tractor, ni un tanque, mucho menos un avión.

Los cuadrados negros sólo tienen el significado que nosotros queramos darles. Un significado que anteceda a la presentación del dibujo, una explicación que lo convierta en símbolo que nos represente, que nos identifique ante al mundo.

Pero los cuadrados negros son inocentes.

Cualquiera puede tomar un cuadrado negro y proclamar que le representa, cualquiera, hasta el peor de nuestros enemigos puede reclamarlo como suyo e imponer sobre él la intencionalidad que le apetezca.

Haciendo que nosotros, de repente, digamos lo contrario de lo que queremos decir.

Por eso los cuadrados negros son perversos.

Porque la mente que los mira no puede reducirlos a los conceptos y categorias en que ha sido educado. Porque el pensador, el filósofo, el político, no pueden forzarlos y embutirlos en las cajitas en que han dividido el mundo.

Porque es imposible, al mirarlo, decir si un cuadrado negro es bueno o malo, si lleva a la consecución de nuestros objetivos políticos o la aniquilación de los mismos.

Por eso los cuadrados negros deben ser prohibidos.

Porque no alientan a la gente, porque no cantan slóganes y ni enuncian consignas. Porque un cuadrado negro no llamará a los obreros a conseguir que el plan quinquenal se cumpla en cuatro años, ni les obligará a trabajar hasta caer extenuados, ni pondra los objetivos del partido por delante de sus vidas, aplastándolas si no obedecen.

Por eso los cuadrados negros deben ser destruidos, por ese motivo sus creadores deben ser eliminados.

Porque los cuadrados negros son libres. Porque nadie podrá callar nunca a los cuadrados negros.

No callarán aunque que sus creadores hayan abjurado de ellos. Ni siquiera cuando estos hayan sido represialados, conocido prisión, extraviado en los laberintos del GULAG, arrojados contra los paredones de la Lubianka.

Porque los cuadrados negros acabarían por vencer y aniquilar a sus perseguidores.

...

Sólo había un método de vencerles. Una manera de callarles.

Las paredes del museo.

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