Parte de mi colaboración en Tren de Sombras, consistía en reseñar ediciones en DVD. Como pueden imaginarse (o como pueden haber deducido de esta reseñas) intentaba buscar obras pocos comunes o desconocidas, como es el caso de esta maravillosa película húngara, una de las grandes sorpresas con que me topé durante esos años...
Love (Szerelem), Karoly Makk
Título original: Szerelem
Dirección: Karoly Makk
Año: 1970
Duración: 84 minutos película + 20 minutos documental.
Distribuidor:Second Run, 2005
Especificaciones: Region 2 (PAL) UK, Nº de discos: 1, Disco 1: Película + extras, B/N y Color, 1 cara, 2 capas (DVD-9). Folleto de 60 páginas.
Relación de aspecto: 1,85:1, 16/9 para la película, 1,33:1para los extras.
Audio: Mono Original Húngaro.
Subtítulos: Inglés
En el mundo de las ediciones en DVD parece haberse establecido una extraña carrera de armamentos entre las editoras, incluso entre aquellas que podrían denominarse cinéfilas, como sería el caso de Criterion en USA, Eureka/Masters of Cinema en UK o MK en Francia. Casi más que en la propia película, la importancia de una edición parece medirse por la guarnición que la acompaña, es decir, por el número de versiones, escenas eliminadas, documentales, audiocomentarios, galerías de fotos, artículos eruditos o cualquier cosa relacionada con la película que pueda embutirse en el disco. Por supuesto, este afán de totalidad lleva a que, con creciente frecuencia, el aficionado se encuentre con ediciones de dos, tres o cuatro discos... y por supuesto con precios cada vez mayores.
En este contexto resulta encomiable la iniciativa de una editora como Second Run en UK. Ediciones más que correctas, extras reducidos al mínimo, y precios casi de saldo (10 Libras en sus tiendas de Internet favoritas). Sólo esto sería ya un aliciente para el aficionado, pero además su catálogo se adentra en geografías cinematográficas que habían quedado olvidadas a pesar de su importancia, como es el caso de la producción de los países del este de Europa, entre 1945 y 1989, un cine siempre político y comprometido, siempre con la espada de Damocles de la censura y la represión sobre su cabezas y, por eso mismo, siempre aficionado al simbolismo, la experimentación y la narración paralela, que le permitiesen alcanzar la libertad y expresividad que el sistema soviético les negaba y que nunca hubiera podido conseguirse utilizando estrictamente los recursos del clasicismo.
Por ello, aunque esta crónica se centre en la edición de Szerelem de Karoly Makk (una gran película que he tenido el gusto de descubrir gracias a esta editora) entiéndase que este artículo es, ante todo, un elogio a la labor de Second Run, tanto por poner a la venta ese cine, tan famoso entonces y tan olvidado ahora, como por hacerlo a unos precios realmente asequibles.
Imagen
Szerelem es una obra de cámara. Una película de apenas cuatro personajes, centrada en sus relaciones y en sus recuerdos. Con esta premisa, la exploración del microcosmos en el que viven los personajes (los objetos, los ambientes, los pequeños detalles con los que se han rodeado) exige una cierta fotografía, un modo de rodar equivalente a lo que sería la naturaleza muerta en la pintura, con el mismo grado de cercanía de esta y al mismo tiempo con su misma abstracción y desapego... objetivos ambos que en Szerelem se consiguen con una casi perfecta fotografía en blanco y negro, que destaca de los fondos los objetos de interés y guia la mirada del espectador.
En este sentido, la edición consigue hacer justicia a las intenciones de los creadores (y resulta curioso desde un mero punto de vista fotográfico/visual cuan cerca están de las intenciones de otro autor tan distinto, casi opuesto, como Bela Tarr). Aún cuando resulta visible cierto grano o el tan habitual leve temblor en la imagen de las películas con muchos años a sus espaldas, la escala de grises ha quedado perfectamente reflejada en el transfer, variando desde los blancos más puros, casi de los nitratos de antaño, hasta el negro más absoluto, sin que se pierdan los matices de gris más sutiles. Un ejemplo perfecto son ciertas escenas a contraluz, donde a pesar de recortarse los actores sobre una ventana completamente en blanco, sus facciones son perfectamente visibles... algo que nuestro ojo realiza rutinariamente, pero que para una cámara es casi imposible.
Quizás, sólo quizás, podría echarse en falta algo de nitidez en ciertas secciones del filme, pero da la impresión de tratarse de un efecto buscado voluntariamente, como los contraluces antes señalados, y asociado al tema central de la memoria/olvido. En otras escenas (véase la captura que antecede), la nitidez es realmente impresionante, casi, como decíamos, de bodegón, como puede apreciarse en el dibujo del tapete, o la superficie baqueteada del cuchillo.
Señalar por último que no se observan efectos propios del proceso de codificación o supuestas mejoras en el procesado de imagen, tipo edge enhancement o contrast boosting.
En definitiva una imagen más que notable, y unos subtítulos aparentemente, muy correctos, aunque nuestro desconocimiento del húngaro nos impida señalar otra cosa que no sea esa impresión.
Sonido
Obviamente, partimos de un simple mono, así que esta no será una edición de las utilizadas para presumir del equipo de sonido, por esta razón, y porque, al tratarse de una película intimista europea, tanto diálogos como música no están pensados para epatar al espectador, sino para sugerir y seducir.
Señalar, no obstante que no se escuchan ruidos de fondo/artefactos como podría ocurrir con películas más antiguas, lo cual era previsible, dado que las técnicas de grabación habían alcanzado cierta perfección a la altura de 1970, antes de producirse el salto al sonido 5.1 y demás. La claridad de la pista, notable aún hoy día y ayudada por la eliminación premeditada en origen de sonidos externos que puedan distraer, es tal que pueden escucharse sonidos tan sutiles como el crujir de una carta que se lee, el zumbido de un ascensor que sube a un piso, el leve silbido, anuncio de la muerte, que acompaña la voz de una anciana o los pequeños matices en la inflexión de una voz, que descubren el verdadero sentido con el que habla el personaje. Todos los pequeños ruidos que se escuchan en la intimidad con otra persona... y que la constumbre nos hace olvidar al poco.
Un sonido, por tanto, muy apropiado, para lo que es, como hemos dicho, una obra de cámara que transcurre entre cuatro paredes. Una obra que podríamos llamar menor, en el buen sentido de que se fija en lo pequeño y lo destaca para que lo volvamos a descubrir como espectadores... como oyentes en este caso.
Extras
El extra más obvio habría sido un audiocomentario del director, que al fin y al cabo aún está vivo (y bien vivo). Sin embargo, a estas alturas del mundo editorial de los DVD, creo que se puede decir sin temor a equivocarse que el audiocomentario, excepto en ocasiones muy, muy concretas, es el extra más deseado y al mismo tiempo el más inútil, debido a la tendencia a divagar de los participantes, y sobre todo, a que el ritmo de las películas no suele ajustarse al de los recuerdos. Con demasiada frecuencia, la explicación de una escena tiene que interrumpirse para centrarse en la que viene a continuación, no menos rica en anécdotas, mientras que otras veces se dejan sin aclarar puntos que han llamado la atención al espectador, o simplemente, se hace el silencio, puesto que se ha llegado a las zonas rutinarias de la película.
En este caso, el manido audiocomentario se substituye por una amplia entrevista al propio director en la que el autor, libre de las cadenas de tener que ver su propia película, habla de los problemas de rodaje, sus intenciones y sus logros, aparte de las relaciones de esta cinta con obras posteriores. Un documental, como digo, más que interesante, especialmente por el tono relajado y de entre amigos con que Makkse dirige al entrevistador (y a nosotros los espectadores), y porque carece de tiempos muertos, como ocurriría si su longitud fuera la de la película entera
Como siempre recomendamos que los extras se vean tras haber disfrutado de la cinta. No hay mejor experiencia que contrastar las propias conclusiones (como en mi caso, extraídas sin saber apenas nada de Makk y su obra) con el testimonio de los propios creadores, y disfrutar encontrando en qué se ha acertado y en qué se ha errado.
Contenido
En este mundo de hoy, donde el compromiso y la responsabilidad del autor se miden por los kilos de brutalidad, cinismo y desengaño que arroje a la pantalla, sería imposible concebir que se rodase una película como Szerelem... o al menos que no fuese objeto de general rechifla en los festivales de mayor prosapia.
Simplemente porque Szerelem aborda temas que han desaparecido por completo de las pantallas, la ancianidad y la muerte segura en que concluye, la cadena de recuerdos que se convierte en la única vía a un mundo a punto de desaparecer, la relación de amor entre padres e hijos en esos instantes expresada en la rutina, desprovista de todo melodrama y sentimentalismo, en que se transforman la enfermedad y la agonía, la espera aparentemente eterna por aquellos que han sido encarcelados, simplemente porque constituye el único modo y manera de rebelarse ante la injusticia, o el retorno a casa para encontrarse frente a un desconocido al que sólo unen recuerdos descoloridos y casi olvidados.
Una película que nos devuelve a otros tiempos, aquellos del mejor clasicismo, el que conocía sus límites y sabía moverse, jugar, dentro de ellos, y que era al mismo tiempo exponente de otro tipo de moral, de otro tipo de relaciones humanas, (que es al final en lo que consiste la moral) y que tan alejado está de este nuestro New Brave World en el que hemos acabado viviendo.
Una película, en definitiva, a la que merece la pena volver una y otra vez.
Love (Szerelem), Karoly Makk
Título original: Szerelem
Dirección: Karoly Makk
Año: 1970
Duración: 84 minutos película + 20 minutos documental.
Distribuidor:Second Run, 2005
Especificaciones: Region 2 (PAL) UK, Nº de discos: 1, Disco 1: Película + extras, B/N y Color, 1 cara, 2 capas (DVD-9). Folleto de 60 páginas.
Relación de aspecto: 1,85:1, 16/9 para la película, 1,33:1para los extras.
Audio: Mono Original Húngaro.
Subtítulos: Inglés
En el mundo de las ediciones en DVD parece haberse establecido una extraña carrera de armamentos entre las editoras, incluso entre aquellas que podrían denominarse cinéfilas, como sería el caso de Criterion en USA, Eureka/Masters of Cinema en UK o MK en Francia. Casi más que en la propia película, la importancia de una edición parece medirse por la guarnición que la acompaña, es decir, por el número de versiones, escenas eliminadas, documentales, audiocomentarios, galerías de fotos, artículos eruditos o cualquier cosa relacionada con la película que pueda embutirse en el disco. Por supuesto, este afán de totalidad lleva a que, con creciente frecuencia, el aficionado se encuentre con ediciones de dos, tres o cuatro discos... y por supuesto con precios cada vez mayores.
En este contexto resulta encomiable la iniciativa de una editora como Second Run en UK. Ediciones más que correctas, extras reducidos al mínimo, y precios casi de saldo (10 Libras en sus tiendas de Internet favoritas). Sólo esto sería ya un aliciente para el aficionado, pero además su catálogo se adentra en geografías cinematográficas que habían quedado olvidadas a pesar de su importancia, como es el caso de la producción de los países del este de Europa, entre 1945 y 1989, un cine siempre político y comprometido, siempre con la espada de Damocles de la censura y la represión sobre su cabezas y, por eso mismo, siempre aficionado al simbolismo, la experimentación y la narración paralela, que le permitiesen alcanzar la libertad y expresividad que el sistema soviético les negaba y que nunca hubiera podido conseguirse utilizando estrictamente los recursos del clasicismo.
Por ello, aunque esta crónica se centre en la edición de Szerelem de Karoly Makk (una gran película que he tenido el gusto de descubrir gracias a esta editora) entiéndase que este artículo es, ante todo, un elogio a la labor de Second Run, tanto por poner a la venta ese cine, tan famoso entonces y tan olvidado ahora, como por hacerlo a unos precios realmente asequibles.
Imagen
Szerelem es una obra de cámara. Una película de apenas cuatro personajes, centrada en sus relaciones y en sus recuerdos. Con esta premisa, la exploración del microcosmos en el que viven los personajes (los objetos, los ambientes, los pequeños detalles con los que se han rodeado) exige una cierta fotografía, un modo de rodar equivalente a lo que sería la naturaleza muerta en la pintura, con el mismo grado de cercanía de esta y al mismo tiempo con su misma abstracción y desapego... objetivos ambos que en Szerelem se consiguen con una casi perfecta fotografía en blanco y negro, que destaca de los fondos los objetos de interés y guia la mirada del espectador.
En este sentido, la edición consigue hacer justicia a las intenciones de los creadores (y resulta curioso desde un mero punto de vista fotográfico/visual cuan cerca están de las intenciones de otro autor tan distinto, casi opuesto, como Bela Tarr). Aún cuando resulta visible cierto grano o el tan habitual leve temblor en la imagen de las películas con muchos años a sus espaldas, la escala de grises ha quedado perfectamente reflejada en el transfer, variando desde los blancos más puros, casi de los nitratos de antaño, hasta el negro más absoluto, sin que se pierdan los matices de gris más sutiles. Un ejemplo perfecto son ciertas escenas a contraluz, donde a pesar de recortarse los actores sobre una ventana completamente en blanco, sus facciones son perfectamente visibles... algo que nuestro ojo realiza rutinariamente, pero que para una cámara es casi imposible.
Quizás, sólo quizás, podría echarse en falta algo de nitidez en ciertas secciones del filme, pero da la impresión de tratarse de un efecto buscado voluntariamente, como los contraluces antes señalados, y asociado al tema central de la memoria/olvido. En otras escenas (véase la captura que antecede), la nitidez es realmente impresionante, casi, como decíamos, de bodegón, como puede apreciarse en el dibujo del tapete, o la superficie baqueteada del cuchillo.
Señalar por último que no se observan efectos propios del proceso de codificación o supuestas mejoras en el procesado de imagen, tipo edge enhancement o contrast boosting.
En definitiva una imagen más que notable, y unos subtítulos aparentemente, muy correctos, aunque nuestro desconocimiento del húngaro nos impida señalar otra cosa que no sea esa impresión.
Sonido
Obviamente, partimos de un simple mono, así que esta no será una edición de las utilizadas para presumir del equipo de sonido, por esta razón, y porque, al tratarse de una película intimista europea, tanto diálogos como música no están pensados para epatar al espectador, sino para sugerir y seducir.
Señalar, no obstante que no se escuchan ruidos de fondo/artefactos como podría ocurrir con películas más antiguas, lo cual era previsible, dado que las técnicas de grabación habían alcanzado cierta perfección a la altura de 1970, antes de producirse el salto al sonido 5.1 y demás. La claridad de la pista, notable aún hoy día y ayudada por la eliminación premeditada en origen de sonidos externos que puedan distraer, es tal que pueden escucharse sonidos tan sutiles como el crujir de una carta que se lee, el zumbido de un ascensor que sube a un piso, el leve silbido, anuncio de la muerte, que acompaña la voz de una anciana o los pequeños matices en la inflexión de una voz, que descubren el verdadero sentido con el que habla el personaje. Todos los pequeños ruidos que se escuchan en la intimidad con otra persona... y que la constumbre nos hace olvidar al poco.
Un sonido, por tanto, muy apropiado, para lo que es, como hemos dicho, una obra de cámara que transcurre entre cuatro paredes. Una obra que podríamos llamar menor, en el buen sentido de que se fija en lo pequeño y lo destaca para que lo volvamos a descubrir como espectadores... como oyentes en este caso.
Extras
El extra más obvio habría sido un audiocomentario del director, que al fin y al cabo aún está vivo (y bien vivo). Sin embargo, a estas alturas del mundo editorial de los DVD, creo que se puede decir sin temor a equivocarse que el audiocomentario, excepto en ocasiones muy, muy concretas, es el extra más deseado y al mismo tiempo el más inútil, debido a la tendencia a divagar de los participantes, y sobre todo, a que el ritmo de las películas no suele ajustarse al de los recuerdos. Con demasiada frecuencia, la explicación de una escena tiene que interrumpirse para centrarse en la que viene a continuación, no menos rica en anécdotas, mientras que otras veces se dejan sin aclarar puntos que han llamado la atención al espectador, o simplemente, se hace el silencio, puesto que se ha llegado a las zonas rutinarias de la película.
En este caso, el manido audiocomentario se substituye por una amplia entrevista al propio director en la que el autor, libre de las cadenas de tener que ver su propia película, habla de los problemas de rodaje, sus intenciones y sus logros, aparte de las relaciones de esta cinta con obras posteriores. Un documental, como digo, más que interesante, especialmente por el tono relajado y de entre amigos con que Makkse dirige al entrevistador (y a nosotros los espectadores), y porque carece de tiempos muertos, como ocurriría si su longitud fuera la de la película entera
Como siempre recomendamos que los extras se vean tras haber disfrutado de la cinta. No hay mejor experiencia que contrastar las propias conclusiones (como en mi caso, extraídas sin saber apenas nada de Makk y su obra) con el testimonio de los propios creadores, y disfrutar encontrando en qué se ha acertado y en qué se ha errado.
Contenido
En este mundo de hoy, donde el compromiso y la responsabilidad del autor se miden por los kilos de brutalidad, cinismo y desengaño que arroje a la pantalla, sería imposible concebir que se rodase una película como Szerelem... o al menos que no fuese objeto de general rechifla en los festivales de mayor prosapia.
Simplemente porque Szerelem aborda temas que han desaparecido por completo de las pantallas, la ancianidad y la muerte segura en que concluye, la cadena de recuerdos que se convierte en la única vía a un mundo a punto de desaparecer, la relación de amor entre padres e hijos en esos instantes expresada en la rutina, desprovista de todo melodrama y sentimentalismo, en que se transforman la enfermedad y la agonía, la espera aparentemente eterna por aquellos que han sido encarcelados, simplemente porque constituye el único modo y manera de rebelarse ante la injusticia, o el retorno a casa para encontrarse frente a un desconocido al que sólo unen recuerdos descoloridos y casi olvidados.
Una película que nos devuelve a otros tiempos, aquellos del mejor clasicismo, el que conocía sus límites y sabía moverse, jugar, dentro de ellos, y que era al mismo tiempo exponente de otro tipo de moral, de otro tipo de relaciones humanas, (que es al final en lo que consiste la moral) y que tan alejado está de este nuestro New Brave World en el que hemos acabado viviendo.
Una película, en definitiva, a la que merece la pena volver una y otra vez.